Monición de entrada. Domingo 23º del T.O. A. "LA CORRECCIÓN FRATERNA, DE LA MANO DE JESÚS"

Dijo Jesús a sus discípulos: “Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo. Os aseguro además, que si dos de vosotros se pone de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt. 18, 15-20).

Monición de entrada. Domingo 22º T.O., Ciclo A. "JESÚS ANUNCIA POR PRIMERA VEZ SU PASIÓN, MUERTE Y RESURRECIÓN"

Empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los senadores, sumos sacerdotes y letrados y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparle: “¡No lo permitas Dios, Señor! Eso no puede pasarte”. Jesús se volvió y dijo a Pedro: “Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; Tú piensas como los hombres, no como Dios”. Entonces dijo a sus discípulos: “El que quiera venirse conmigo, que se niegue así mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar la vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero si malogra su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del Hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta”. (Mt. 16, 21-27)

Monición de entrada. Domingo 21º del T.O. "JESÚS REVELA QUE ÉL ES EL MESÍAS. ENCOMIENDA A PEDRO"

Llegó Jesús a la región de Cesárea de Filipo y preguntaba a sus apóstoles: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Ellos contestaron: “Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas”. Él les preguntó: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. Simón Pedro, tomó la palabra y dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Jesús le respondió: “Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo”. Ahora te digo yo: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder del infierno ni la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo desates en la tierra, quedará atado en el cielo”. Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.

Monición de entrada. Domingo 20º T.O., Ciclo A. "CURACIÓN DE LA HIJA DE UNA MUJER CANANEA"

Jesús salió y se retiró al país de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: “Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo” Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: “Atiéndela, que viene detrás gritando”. Él les contestó: “Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel”. Ella los alcanzó y se postró ante Él, y le pidió de rodillas: “Señor, socórreme”. Él le contestó: “No está bien echar a los perros el pan de los hijos”. Pero ella repuso: “Tienes razón, señor; pero también los perros comen las migajas que caen de la mesa de los amos” Jesús le respondió: “Mujer, que grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas”. En aquel momento quedó curada su hija. (Mt. 15, 21-28)

Monición de entrada. Domingo 19º T.O., Ciclo A. "JESÚS ANDA SOBRE LAS AGUAS"


Después que se sació la gente, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla mientras Él despedía a la gente. Y después de despedir a la gente subió al monte a solas para orar. Llegada la noche estaba allí sólo. Mientras tanto la barca iba muy lejos de la tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma, Jesús les dijo enseguida: “¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!”. Pedro le contestó: “Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua”. Él le dijo: “Ven”. Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: “Señor, sálvame”. Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: “¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?”. En cuanto subieron a la barca amainó el viento. Los de la barca se postraron ante Él diciendo: “Realmente eres Hijo de Dios”. Mt. 14, 22-33.

Videoclip sobre Pablo Domínguez, por Jaime Salmoreno

Jaime Salmoreno es un joven seminarista y un magnífico artista a quien casualmente tenemos la fortuna de conocer porque es primo de Ana Maza. Jaime tuvo la oportunidad de conocer a Pablo Domínguez, el sacerdote que inspiró con su vida la película "La última cima". De su experiencia vivida junto a él nace este magnífico videoclip que queremos hoy compartir con todos.

Monición de entrada. Domingo 18º T.O., Ciclo A. "EL MILAGRO DE LA MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES Y LOS PECES"

Al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Cómo se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: “Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer”. Jesús les replicó: “No hacen falta que vayan, dadles vosotros de comer”. Ellos le replicaron: “Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces”. Les dijo: “Traédmelos”. Mandó a la gente que se recostara en la hierba y tomando los cinco panes y los dos peces alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

Monición de entrada. Domingo 17º T.O., Ciclo A. "EL TESORO ESCONDIDO, EL MERCADER DE PERLAS. LA RED DEL PESCADOR"

Dijo Jesús a la gente: “El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder, y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas, que al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra. El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda la clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. “¿Entendéis bien todo esto?”. Ellos le contestaron: “Sí”. Él les dijo: “Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo”.

Monición de entrada. Domingo 16º T.O., Ciclo A. "LA CIZAÑA, EL GRANO DE MOSTAZA Y LA LEVADURA"

Jesús, propuso una parábola a la gente: “El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: “Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?”. El les dijo: “Un enemigo lo ha hecho”. Los criados le preguntaron: ¿Quieres que vayamos a arrancarla?”. Pero Él les respondió: “No, que podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega, y cuando llegue la siega diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña y atadla en gravillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero”.
Les propuso esta otra parábola: “El Reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en la huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas y vienen los pájaros a anidar en sus ramas”.
Les dijo otra parábola: El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina y basta para que todo fermente”. Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: “Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré los secretos desde la fundación del mundo”.
Luego dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: “Acláranos la parábola de la ceniza en el campo”. Él les contestó: “El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios de Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo: El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes: Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga”.

Monición de entrada. Domingo 15º T.O., Ciclo A. "LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR. EXPLICACIÓN DE LA PARÁBOLA"

Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó y la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló mucho rato en parábolas: “Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y como la tierra no era profunda brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó, y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron- El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros sesenta; otros treinta. El que tenga oídos que oiga”. Él les contestó: “A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del Reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías: “Oiréis con los oídos sin entender, miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oídos, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure”. Dichosos vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen. Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron. Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador. Si uno escucha la palabra del Reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en el corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y cuando viene una dificultad o persecución por la Palabra, sucumbe. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la Palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno.

Monición de entrada. Domingo 14º T.O., Ciclo A. "EL REINO ANUNCIADO A LOS POBRES. INVITACIÓN A ACUDIR A ÉL"

Jesús exclamó: “Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla. Si Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quién el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.

Monición de entrada. Ciclo A. "Corpus Cristi"

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.» Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en e último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre. » (Jn. 6, 51-58)