Conversación de un padre con su hijo de 15 años
Ayer fue mi hijo al médico y hoy he tenido que hacerle un justificante para que lo llevara al colegio y se lo entregara a su MAESTRO, justificando su falta de asistencia, pues es bueno que dé razón de su ausencia de clase.
Me he sentado y he redactado con toda corrección y respeto la justificación, hablándole de usted cuando me he dirigido a él y, lógicamente he iniciado el escrito con un “Estimado Sr. Profesor”, tal como me enseñó mi padre y el mismo MAESTRO que yo tuve nos enseñó, pues antes nos enseñaban hasta cómo comenzar a escribir una carta.
Mientras estaba escribiendo, mi hijo estaba leyendo por encima de mi hombro y notaba que se reía de algunas expresiones que ya escribía y medio molesto iba diciendo
-“¡¡Ya está bien papáaaa!! ¡¡joh, tio!! Se trata de un simple justificante para el “profe” y tú parece que le estuvieras escribiendo al presidente del gobierno. ¡Qué exagerado!
Me he quedado mirándolo con mucha paz y he querido aprovechar la oportunidad de su evidente falta de valoración de sus maestros para dejarle claro algo que yo siento profundamente y que creo que deberíamos tener todos los padres muy claro:
-Verás hijo mío: quiero que sepas una cosa que es muy importante y para mí es de lo más grande que existe. Un MAESTRO es una de las personas más grandes de este mundo; yo diría que es la persona que más deberíamos respetar y cuidar. Fíjate que para mí, lo más grande que tengo en la vida son mis hijos: tú eres lo que yo más quiero y, por nada del mundo te dejaría en manos de cualquiera para que te oriente en la vida, te enseñe a ser un hombre de bien, te ayude al conocimiento de la ciencia y de la vida… Para mí, el MAESTRO es mi hombre de confianza, con él pasas la mayor parte de tu tiempo y de él va a depender en gran parte tu futuro, que seas una persona interesante, respetable, educada, bien formada útil para la sociedad….
El MAESTRO es el formador de los presidentes de los gobiernos, el que prepara para cualquier profesión, él pone las bases y enrumba a los hombres y mujeres por los caminos de grandeza de la vida… del trabajo de un MAESTRO dependemos todas las personas que nos encontramos a diario en todas partes, las que nos sirven en los servicios públicos, las que nos atienden en los hospitales… en todas partes. El MAESTRO es el que organiza la capacidad en nuestra alma para pensar y ser gente de bien, el que ayuda y se solidariza con las grandes causas de la humanidad.
Presidente puede ser cualquiera, como estarás viendo. Basta que coja un buen enchufe en un partido político y tenga la suficiente cara dura para mentir y burlarse del pueblo. Pero un MAESTRO no funciona así; por eso, MAESTRO sólo pueden serlo unos pocos; eso sólo alcanzan a serlo unos cuantos hombres y mujeres que son capaces de llevar una vida de amor, entrega y esfuerzo; que entienden que SERVIR es el acto más grande y honroso de una persona; que entienden que la grandeza de una persona no está en “tener” muchas cosas o riquezas, sino en “SER” portador de grandes valores humanos, sociales, éticos, morales, espirituales, y convertirse en constructor y testigo de ellos en sus alumnos, a quienes considera parte de su vida.
Por eso, para un padre que ama a su hijos, como yo te amo a ti, lo más grande que existe en el mundo es el MAESTRO, en cuyas manos dejo el bien más preciado que tengo: MIS HIJOS.
Ni equivocándome, se me ocurriría comparar un MAESTRO con un presidente de gobierno, ni de cualquier otra cosa; ni con cualquier otro personaje por muy grande que sea. Ni volviéndome loco te pondría en manos del presidente del gobierno para que te eduque y menos aún en las de cualquier político.
Quería que sepas esto y que entiendas por qué me dirijo, a ese que tú consideras un simple “profe”, con el respeto que me merece, para que tú hagas lo mismo.
Si este justificante fuera para un presidente de gobierno, posiblemente ni se lo hubiera escrito, porque a un presidente de gobierno, a cualquier presidente de cualquier gobierno, le importa un bledo tu educación, tu vida, tu futuro, tu persona, tu felicidad... Para él no eres más que un voto y, si no se lo das, te desprecia.
Mi hijo me ha escuchado con un silencio que me ha impresionado, pues pienso que jamás él había pensado que yo sentía esto hacia el MAESTRO a quien lo he confiado. Cuando he terminado de hablar, me ha mirado sonriendo y me ha contestado: “tienes razón, papá”.