Hacia Dios por los caminos de la Biblia, nº 78

El sacrificio del hijo único (d)

Christian (Cristiano o seguidor de Cristo). Ni que decir tiene, mi entrañable amigo Abraham, que saltarías de alegría, al ver que tu hijo unigénito había sido salvado por Dios.

Abraham: Ya puedes figurarte. Abracé a mi hijo y él se abrazó a mí y los dos contemplamos extáticos, viendo cómo el cordero se iba consumiendo, y juntos dimos gracias a Dios. Para no olvidar aquel trance yo puse a aquel lugar «Yahveh provee», de donde se dice hoy en día: «En el monte "Yahveh provee"»

Christian. Hace tiempo que leí un comentario a este texto y hablaba del “grito de alegría de Dios” al ver vuestros saltos de júbilo. Yo creo que, en realidad, lo que Dios quería es rechazar los sacrificios humanos, tan corrientes en otras religiones colindantes.

Abraham: Pues sí, y por eso me llamó otra vez desde los cielos, el ángel de Yahve y me dijo:

 «Por mí mismo juro, oráculo de Yahveh, que por haber hecho esto, por no haberme negado tu hijo, tu único hijo, yo te colmaré de bendiciones y acrecentaré muchísimo tu descen-dencia como las estrellas del cielo y como las arenas de la playa, y se adueñará tu descendencia de la puerta de sus enemigos.

Christian: Veo, amigo Abraham que, después de la prueba, vuelve a aparecer el Dios siempre fiel.

Abraham: Es verdad, pues Dios me dijo que su bendición pasará a todas las generaciones por mi descendencia. Y esto en pago de haberle obedecido.

Christian: Yo también me alegro de que haya respirado tu alma; porque has respirado el puro amor, la fe total; la esperanza contra toda esperanza. Perdona si te digo que has subido a la cima de la verdadera religión, de la obediencia religiosa, del abandono. Dios ha salvado a tu hijo, pero también es verdad que Isaac ha renacido por tu fe.

Abraham: Todo es don de Dios. No lo entendemos muchas veces. La fe no es la evidencia: es entrar en el misterio de Dios, pero sin comprenderlo; nuestra inteligencia es muy pequeña para meter en ella a Dios, como si se tratara de una idea o de una cosa. Dios es para nosotros un misterio, que llegaremos a comprender cuando “Él sea todo en Todos”.