Monición de entrada. LA VISITA DE NICODEMO, EL FARISEO CUARESMA. DOMINGO 4º, Ciclo “B”, Jn. 3, 14-21

Dijo Jesús a Nicodemo: “Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en Él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que cree en él, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no mando a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve con él. El que cree en él, no será condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. Ésta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios”.

DIÁLOGO

Lucía.- Nicodemo era un príncipe judío, rico y poderoso, partidario de los fariseos: ¡esos que guardaba con celo las leyes judías, pero no conocían el amor!

Carlos.- Nicodemo era un buscador de la verdad, y lo que oía de Jesús, le dejaba impresionado y, atraído por la curiosidad, decidió visitarlo.

Agustín.- Lo visitó de noche, porque tenía miedo de ser visto por los suyos. ¡Necesitaba conocer a Jesús, escucharlo en directo, sentir la verdad de sus palabras, y su ejemplo de vida!

Pablo.- Jesús no le habló de su persona, le habló del proyecto de Dios para salvar el mundo. Y Nicodemo comenzó a entender su misterioso mensaje.

Lucía.- Pero, ante todo le importaba “La Verdad”. ¡Buscaba la Verdad! Y en las palabras de Jesús sintió algo diferente.

Carlos.- ¡Jesús! Yo también siento a veces miedo, me siento un poco cobarde para hablar de Ti en público. Cada domingo te pido que me hagas valiente.

Agustín.- Y comenzó a hablar de que Él era la Luz, pero el mundo prefería la oscuridad y las tinieblas. La luz ilumina la Verdad, pero también deja al descubierto las mentiras.

Pablo.- ¿Quién elige la oscuridad?: ¡Los que no tiene la conciencia tranquila! El que engaña, el que roba, el que destruye las familias.

Lucía.- También el que le da la espalda a los problemas, a los que se conforman en cumplir la ley, aunque sea una ley injusta, como la del aborto. ¡Enterrando al amor!

Carlos.- ¡Jesús! Tú moriste para vencer al miedo, para vencer a la muerte, para vencer al pecado. ¡Te pido que mis palabras y obras sean un altavoz de tu AMOR!

Agustín.- Nicodemo, ese personaje intelectual e inteligente, se vio desbordado por la locura de amor que Jesús le planteó. Jesús le mostró la verdad y Nicodemo venció al miedo.

Pablo.- Cuando Jesús murió, Nicodemo estuvo a los pies de la cruz con 100 libras de mirra, y aloe, para ungir el cuerpo de Jesús. ¡Y tú! ¿Vives todavía con miedo? ¿Te asusta la Verdad? ¿Qué tienes para ofrecerle a Jesús a los pies de su cruz?