Monición de entrada. SEMANA SANTA. ENTRADA TRIUNFAL EN JERUSALÉN, DOMINGO DE RAMOS CICLO “B”, Mc. 11, 1-10

Se acercaban a Jerusalén, por Betfagé y Betania, junto al monte de los Olivos, y Jesús mandó a dos de sus discípulos, diciéndoles: *Id a la aldea de enfrente y, en cuanto entréis, encontraréis un borrico atado, que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta por qué lo hacéis, contestadle: "El Señor lo necesita y lo devolverá pronto." Fueron y encontraron el borrico en la calle, atado a una puerta, y lo soltaron. Algunos de los presentes les preguntaron: *¿Por qué tenéis que desatar el borrico? Ellos les contestaron como había dicho Jesús; y se lo permitieron. Llevaron el borrico, le echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. Muchos alfombraron el camino con sus mantos, otros con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante y detrás gritaban: *Hosanna, bendito el que viene en nombre del Señor. Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David. ¡Hosanna en el cielo!


DIÁLOGO

Carlos.- El Domingo de Ramos da comienzo a la Semana de la Pasión de Jesús: Dios, hecho hombre, se entrega por amor a la muerte en cruz por ti y por mí.

Lucía.- En la fiesta de la Pascua, los judíos viajaban a la ciudad de Jerusalén. Pascua significa “Paso”, en recuerdo al cruce del Mar Rojo de los israelitas, en su liberación de Egipto, camino de la tierra prometida.

Alfonso.- Pasaron de la esclavitud a la libertad. Jesús, en su Pascua personal, venció a la muerte mediante su Resurrección: ¡El paso de la muerte a la vida eterna!

Jorge.- Jesús nunca buscó la aclamación de las gentes, pero ese domingo quiso mostrar el principio del triunfo de su Reino: “Todo estaba decidido” ¡Y marchó para Jerusalén!

Carlos.- “Señor”: ¡Cuántas veces he pensado en dar el paso! ¡Mi paso! Para enterrar mi cobardía de no defender la justicia y el miedo de que sepan que te quiero. ¡Y por fin renacer contigo en el amor!

Lucía.- Había pasado la noche en Betania con sus discípulos, a tres kilómetros de Jerusalén, y por la mañana atravesaron el Monte de los Olivos y el Torrente Cedrón camino de Jerusalén.

Alfonso.- Jesús pidió que le trajeran un borrico de la aldea de Betfagé para hacer el viaje. ¡Algo misterioso iba a ocurrir!: la gente gritaba con júbilo a su paso, y le tendían en el suelo los mantos con gran alegría.

Jorge.- ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Qué locura! Los apóstoles no salían de su asombro. Y llegaron hasta el templo ¿Qué pretendía Jesús?

Carlos.- ¡Jesús!: Echaré a tus pies el manto de mi entrega a los demás. Esta Semana Santa será distinta, viviré tu Pasión con amor y respeto.

Lucía.- Jesús reveló su mensaje en el corazón de la sociedad judía: Unos le aclamaban, quizás por interés, para conseguir sus favores.

Alfonso.- Los mandones, temieron que les arrebataran el poder, que les desmontara el tinglado que tenían para controlar al pueblo.

Jorge.- Nadie le entendió, nadie se arriesgó a seguir su apasionada vida de entrega, nadie le defendería en el juicio ante Pilatos: el materialismo, el poder, la ambición, son barreras que nos alejan de Dios. ¡Déjate sembrar en tu corazón, el amor de Jesús!