La unidad familiar vale más que todos los bienes.
Christian (Cristiano o seguidor de Cristo): Amigo Abraham, el día pasado me quedé admirado de la facilidad con que dejaste a tu sobrino Lot que eligiera todo el llano de la región baja del Jordán.
Abraham: Para mi la unidad familiar, por el amor, es mucho más importante que las tierras fértiles.
Christian: Es verdad, pero la dolorosa realidad es que frecuentemente nos encontramos con hermanos que no se hablan, sin que haya por medio la posesión de unas tierras tan fértiles y tan extensas como las de tu sobrino Lot. A veces solo se trata de un olivo, de un trocito de tierra o de algún objeto de no mucho valor.
Abraham: Yo doy gracias a Dios, que ha hecho arraigar en mi corazón el amor a la familia y, en este caso concreto, a mi sobrino, que se había criado conmigo.
Pero, además, Dios fue generoso conmigo cuando me dijo: "Levanta los ojos, y desde el lugar donde estás, mira hacia el norte y el sur, hacia el este y el oeste, porque toda la tierra que alcances a ver, te la daré a ti y a tu descendencia para siempre. Gn.13, 14-15.
Christian: Mi muy entrañable amigo Abraham: yo estoy desorientado porque si no tienes descendencia, ¿para qué quieres toda esa tierra?
Abraham: Ya se lo he dicho a nuestro Dios, y por eso, Él me ha prometido darme una descendencia más numerosa que las arenas de la playa y que las estrellas del cielo.
Christian: Y tú, como siempre, creyendo cuanto Dios te prometía. Recorriste el país de este a oeste, como te dijo el Señor; trasladaste tu campamento y te estableciste junto al encinar de Mamré, que está en Hebrón. Allí erigiste un altar al Señor.
Abraham: Seguiremos, amigo.