EL PAPEL DE LOS ABUELOS





Ana Maza Castillo
LOS ABUELOS
EN LA EDUCACIÓN DE LOS NIETOS

El Papa Benedicto XVI durante el encuentro con las familias en Valencia dijo:
“Deseo referirme ahora a los abuelos, tan importantes en las familias. Ellos pueden ser -y son tantas veces- los garantes del afecto y la ternura que todo ser humano necesita dar y recibir. Ellos dan a los pequeños la perspectiva del tiempo, son memoria y riqueza de las familias. Ojalá que, bajo ningún concepto, sean excluidos del círculo familiar. Son un tesoro que no podemos arrebatarles a las nuevas generaciones, sobre todo cuando dan testimonio de fe ante la cercanía de la muerte.”

Ser abuelos en el siglo XXI


Desde mediados de la segunda mitad del siglo pasado se han ido sucediendo en los países desarrollados una serie de cambios sociales y económicos, de una sociedad industrial pasamos a una postindustrial y de ahí a la sociedad de la globalización y de la tecnología. Todos estos cambios económicos y sociales han modificado otros aspectos que forman parte de la sociedad como es la cultura, los valores, la familia… se han producido gran cantidad de cambios de distinta índole: demográficos, sociales, de costumbres, generacionales que han influido considerablemente en la familia de hoy, tanto en su estructura, como en su organización, como también en los roles que desempeñan cada miembro.

Entre los cambios que han podido modificar el rol de abuelo podemos enumerar:
● Aumento de la esperanza de vida.
● Los procesos de jubilación, el sistema de pensiones, asistencia sanitaria y coberturas sociales.
● Descuentos en viajes, oferta de ocio específica para esta edad.
● Posibilidad de estudiar.
● Incorporación de la mujer (hijas/nueras) al mundo laboral
Situaciones que eran impensables en generaciones anteriores y hacen que los abuelos de hoy vivan una vida diferente y desempeñen roles distintos a los tradicionales. El rol del abuelo ha cambiado tanto en duración, ya que se es abuelo durante mayor número de años, como en sus características. Muchos de los abuelos actuales tienen que dividir su tiempo entre sus padres ancianos y sus hijos y nietos; muchos todavía trabajan o son personas activas y sanas que viven sus propias vidas en sus casas.

Los abuelos son diferentes, así como los hijos y los nietos, por lo que tanto los roles que desempeñan como las relaciones que mantienen son distintas a las de anteriores generaciones.

Convertirse en abuelo


Lo primero que tendríamos que destacar es que nadie elige si quiere o no ser abuelo ni cuándo serlo, es un rol que llega por la elección de los hijos. Unos se sienten impacientes, otros no se sienten preparados… Nos convertimos en abuelos a distintas edades y circunstancias y nos encontramos más o menos preparados y concienciados para ello. Acceder al status de abuelo es muy natural pero al mismo tiempo implica un itinerario interior, a fin de estar preparado para asumirlo.

Pero es curioso como, independientemente de la reacción precedente, todos dicen haber experimentado mucha emoción y alegría con la llegada del primer nieto por una o varias de las siguientes razones:
- Han dado significado a su vida.
- Hacen la vejez valiosa
- Aportan un sentido de inmortalidad personal.
- Permite volverse a involucrar con el pasado.
- Pueden “malcriar a sus nietos”, ser menos severos y más indulgentes que lo fueron con sus hijos.

Rol y funciones de los abuelos


Ser abuelo es un papel satisfactorio para la mayoría de los que lo ejercen. Dar cariño, ternura, entrega, energías, transmitir conocimientos, la cultura familiar, etc. son todas aportaciones muy importantes y agradables para quien las da. En todo caso poder tener algún abuelo cerca de su nieto es positivo y satisfactorio en todos los sentidos. Pueden desempeñar muchos papeles y funciones entre los que destacan:
Cuidar de los nietos
Compañero de juegos
Transmisor de valores y saberes
Consejero y confidente
Historiador
Mantenedor de los lazos familiares y ayuda en momentos de crisis
Modelo de envejecimiento y ocupaciones.
Da amor incondicional

Cuidar de los nietos (Abuelos canguros)



¿Qué harían muchas parejas en las que los dos miembros trabajan si no pudieran contar con los abuelos para cuidar a los niños cuando salen del colegio o durante viajes? ¿Cuántos abuelos de nuestro país desempeñan la función de canguros?


Las estadísticas hablan de centenares de miles. Cada día resulta más habitual que, tanto el padre como la madre, trabajen fuera de casa, pero también hay otros factores que influyen en que los abuelos realicen este papel de cuidadores: que vivan en la misma casa que su nieto o en un lugar cercano, que la madre sea adolescente, que se trate de una familia uniparental, etc.. Esta situación ha llevado a que bastantes abuelas (en mayor número) y abuelos (que hacen más de canguros provisionales u ocasionales) hayan asumido una parte de responsabilidad en el cuidado y educación de sus nietos y nietas.


Además de esta razónes que podríamos considerar desencadenantes del rol de cuidador, existen otras razones por las que los padres prefieren dejar a su hijo con la abuela:
- Les da más seguridad dejar al niño bajo sus atenciones que a los cuidados de niñeras o en una guardería.
- Sale mucho más económico para ellos si dejan a su hijo con la abuela. Puede que sus sueldos no permitan pagar el precio de una guardería o de una niñera. al realizar gratuitamente un servicio que suele ser remunerado, permiten a los padres hacer ahorros sustanciales.
- Con la abuela no existen límites de tiempo. No tienen que salir corriendo del trabajo para recoger al niño en el parvulario.


A algunos abuelos no les importan hacer de "canguros", de meros cuidadores. Pero otros, que llevan una vida más social o tienen mayor edad, ya están hartos de ser los sustitutos de los padres, aunque algunos lo aguantan callados con el miedo a que "si no se hacen cargo de los nietos, después no se los dejarán ver" o prefieren quedar bien con todos y evitar enfrentamientos.


Compañero de juegos


Los padres no siempre tienen tiempo de jugar con sus hijos y los abuelos disponen de él. Ahora también son los niños los que no disponen de tiempo o el que tienen lo dedican a jugar a las videoconsolas o ver la televisión. Es importante que parte del tiempo que están con los abuelos lo llenen, los niños disfrutan jugando y conversando con sus abuelos porque se sienten atendidos.


Transmisor de valores y saberes


Es esta una de las funciones más relevantes. Los abuelos son una fuente de sabiduría. Ellos son a menudo los principales transmisores a las nuevas generaciones de la cultura propia, de la lengua propia, de las tradiciones, y también de la fe.



El papel de los abuelos no consiste en ocuparse de la educación de los nietos (tarea de los padres y de lo que hablaremos más tarde), sin embargo, como «especialistas de la vida», sí les corresponde naturalmente transmitir sus conocimientos, experiencias... Los niños están deseosos de aprender, y a los abuelos los complace ese papel de transmisores de saberes y valores. La palabra valores no debe asustar. No designa principios rígidos ni trasnochados, sino elementos fundamentales que ayudan a los niños a construirse a sí mismos: abrirse a los demás; disfrutar de las cosas bien hechas; ser pacientes; saber compartir...


Los años vividos por los abuelos les permite dar sentido a los valores, aconsejar, guiar, asesorar de una forma más relajada a cómo lo harían sus padres ya que el tiempo vivido y la indirecta responsabilidad sobre los nietos los sitúa en un plano más neutral y receptivo.


Transmisores de la fe


Mucho pueden incidir los abuelos en la transmisión de la fe, aunque la tarea básica corresponda a los padres. Así:
- Transmitiéndoles y enseñándoles creencias, oraciones y devociones a través del testimonio de fe de los abuelos y que se refleje en palabras y obras.
- Enseñándoles a rezar y haciéndolo juntos,
- Contándoles historias evangélicas.
- Uniendo afectos humanos con amores divinos.
- Asistir junto con sus nietos a actos de culto o a celebraciones en las que tradicionalmente se haya participado,
- Mostrándoles el significado de los sacramentos sobre todo cuando son ocasión de festejo en la familia (bautizos, primeras comuniones, matrimonios…),,.
Esta fe transmitida enmarcada por la paz de los años y el sosiego de las palabras de los abuelos, será vivenciada por los niños, sembrando en ellos la fe que en principio imiten y que después sientan.


Pero hoy día, no es raro encontrarse con padres despegados de lo religioso, en una familia donde los abuelos viven una vida de fe. ¿Qué pueden, o qué deben hacer entonces los abuelos? ¿Cómo actuar cuando los padres, por ejemplo, dicen que sus hijos no tienen por qué ir a Misa, o anuncian su decisión de no bautizar a su hijo o que no haga la primera comunión?


Nadie puede negarles a los abuelos su derecho a expresar su fe y manifestarla a sus nietos pero por bien de estos:
- No deben hacer nada que pueda deteriorar a imagen de los padres.
- No deben decir a los nietos que sus padres lo están haciendo mal, porque esto sería causarles -a los nietos- un serio daño.
- Sí se puede, y se debe, dialogar incansablemente con los padres, para que modifiquen su actitud si así lo llegan a considerar.
- Y nunca obligar que los nietos reciban un sacramento si los padres no quieren, porque ellos son los primeros y últimos responsables de la educación en la fe de sus hijos.




Consejeros y confidentes
Los abuelos son confidentes de los nietos por vocación y desempeñan ese papel maravillosamente precisamente porque están al margen de la responsabilidad “del mando” y muy próximos afectivamente. Los nietos consideran muchas veces a sus abuelos como las personas que más les comprenden, les entienden, saben lo que les ocurre, etc., se sienten más cerca de los abuelos que de los padres para contarles sus dudas, problemas, alegrías, etc. El salto de una generación entre ambos les permite poner distancia y desapasionar las relaciones.



Cualquiera que sea la edad de los nietos, el papel de confidente se ejerce a través de la confianza recíproca. Sin embargo, en etapas concretas de la vida, adquiere una dimensión valiosa. Por ejemplo, en la adolescencia de los nietos, el papel de los abuelos reposa también en la facultad de relativizar los problemas. Su experiencia de la vida es una excelente herramienta para conseguirlo. La paciencia y la capacidad de escucha añaden el resto...


Historiador


Es la aportación más antigua reconocida a los abuelos, pero que tiene gran importancia. El niño conoce el presente y el pasado, el concepto de historia a través de los relatos de la vida de su abuelo, de sus padres, de la cultura y de las tradiciones, ayuda a ir formando su identidad y pone en contacto a varias generaciones.


Los abuelos dicen al niño, con su sola presencia, que tiene un pasado, una historia, que no todo ha comenzado con sus padres y con ellos.


Modelo de envejecimiento.


Esta función tiene que ver con abuelos que quieren enseñar a sus nietos cómo vivir, darles consejos y sabiduría y mostrarles como la gente mayor piensa y funciona.


Los niños aprenden la mayoría de sus comportamientos por observación, en contacto directo, por eso la presencia del abuelo en casa o el contacto frecuente con él se convierte en un testimonio palpable de cómo la persona se abre camino en la vida o como ha luchado para ello. Los abuelos actúan como modelos de comportamiento ya que el niño observa la forma de relacionarse sus abuelos con sus padres y con ellos mismos, y esta puede ser la forma que él adquiera en su futuro para relacionarse con sus padres ancianos y con sus nietos.


Esta función es muy saludable para que los niños respeten y valoren la vejez. En nuestra cultura en la que la juventud es prácticamente idolatrada, los niños necesitan aprender a conocer y valorar a sus mayores, y la gente mayor puede ofrecer un rico y fructífero significado a la vida de sus nietos.


Mantenedores de los lazos familiares y ayuda en momentos de crisis


Cuando la estructura familiar salta por los aires, los abuelos son a menudo los únicos que mantienen los lazos intergeneracionales y genéticos. Ante una separación, una enfermedad o problemas económicos su papel de “estar ahí” involucrándose más activamente en la vida de sus nietos da estabilidad y tranquilidad a la familia.

Son ellos los que encarnan los valores esenciales de pertenencia, origen y cohesión. Ayudan a los niños a mantener su identidad cuando no saben ya dónde están sus raíces. La función de los abuelos se vuelve más intensa y especial en momentos de conflictos maritales y familiares, momentos en los que se convierten en una fuente de apoyo esencial.


Dan amor incondicional


El soporte emocional ofrecido por los abuelos es la función por excelencia. Los abuelos ofrecen amor incondicional a sus nietos, sin tener las obligaciones que tienen los padres de educarlos de forma adecuada. Los abuelos ayudan a los nietos a sentirse amados y seguros, es muy importante para su autoestima. Los niños nunca tienen demasiado de esta clase de amor, pero no confundamos amor incondicional con inundar al nieto de regalos o permitir que haga todo lo que desee. El rol moderno de los abuelos está asociado más con el afecto y la candidez y menos con la autoridad y el poder, como lo era antiguamente.



Este vínculo se da aunque la relación sea ocasional, es decir, aunque no haya un contacto diario con su nieto. Se crea entre ambos un vínculo de amor que suele prolongarse durante años e incluso durante toda la vida.


Los abuelos y la educación de los nietos


¿Qué dan habitualmente los abuelos que pueda entrar en el ámbito de la educación? Ya hemos visto muchísimas cosas valiosas e importante.

Dan un tiempo sin prisas, donde el niño se abre en contar cosas, seguro de ser comprendido. Dan caminos por los que ande suelta la imaginación y la fantasía -los cuentos de los abuelos, y las historias verdaderas de los abuelos sobre una vida de atrás. Dan mucho cariño, otra clase de cariño, que sirve de campo abonado donde crezca el amor. Son un modelo de comportamiento y un referente. Dan experiencia de vida.


Mucho pueden incidir los abuelos en la educación, aunque la tarea básica compita a los padres.
A pesar del importante papel que los abuelos desarrollan, no están exentos de críticas. Se les suele culpar de que malcrían o sobreprotegen a los nietos. Puede que algo de esto sea cierto, pero, ¿sólo sobreprotegen los abuelos? Existen muchos niños mimados o que no tienen límites incorporados y en cuya educación no participan los abuelos. ¿No será que, tanto los padres como los abuelos, tienen dificultades a la hora de educar?


A veces los abuelos aun lo tienen más difícil, pues puede que sus nietos sean niños exigentes, caprichosos y desobedientes; esto choca frontalmente con el modelo educativo que ellos tuvieron; además, los padres quieren educar a sus hijos de manera diferente a como les educaron a ellos. Ante estolos abuelos se encuentran en una situación difícil y con frecuencia no saben cómo actuar. No olvidemos que los abuelos lo hacen lo mejor que saben y pueden.


Los papeles de los padres y de los abuelos con relación a los niños son bien diferentes. Es natural que, en ausencia de los padres, los abuelos concedan algunos caprichos a los nietos y que adopten distintas reglas. En realidad los abuelos tendrían que centrarse en los aspectos más agradables de la educación, ya comentados anteriormente. Por lo general, el papel de los abuelos ha de ser discreto, y nunca impuesto. Ellos son abuelos y no niñeros ni padres de sus nietos.


Los abuelos no son los responsables de la educación de los nietos, aunque les transmitan valores que serán su referente en la vida. Educar a los niños les corresponde a los padres y los abuelos potencian esta acción y se la recuerdan cuando dicen que siempre deben obedecer a papá y a mamá.
Si partimos de este criterio, habrá más aciertos que errores en lo referente a la educación de los nietos. Porque cada movimiento, cada actuación de los abuelos tenderá a reforzar, del modo más natural, los criterios educativos de los padres. Y no a establecer discrepancias entre lo que éstos dicen o hacen con lo que ellos, los abuelos, hagan o digan ante los nietos.
Requerirá un esfuerzo y un preocuparse por estar en la misma línea, y hasta una renuncia a las propias ideas, para:
-no interferir, si los padres están sancionando una falta cometida por el pequeño;-preguntarle al nieto, cuando pide que se le compre algo, si la mamá o el papá van a estar de acuerdo con esa compra;
-darle la razón a los padres cuando los nietos vienen con una queja (y, en el peor de los casos, para no entrar al tema).


Todo ello es compatible con el afán de darle lo mejor al nieto. Porque lo mejor, en las situaciones normales de la vida cotidiana, será que él vea una coherencia en la conducta de todos los mayores, antes que una guerra de competidores por ver quién lo mima más.


Los abuelos que quieren de verdad a sus nietos, antes que a sí mismos y a su propia complacencia, saben delimitar perfectamente las fronteras entre el mimo razonable -que hará feliz al nieto sin ninguna complicación- y el mimo que puede resultar nocivo. La función de "mimar" y “Malcriar”a los nietos va unida al hecho de ser abuelo y los estudios demuestran que no es malo si se tiene cuidado en no anular la influencia de los padres. Mimar a los nietos hace que ellos aprecien la existencia de un amor incondicional que, con el tiempo, les genera bienestar y confianza en sí mismos.


A la hora de educar lo óptimo es que todas las personas adultas que intervienen, lo hagan con los mismos criterios, pero en la práctica resulta complicado.


¿Es preciso que los abuelos se fijen unos objetivos en el capítulo de educar a los nietos? No, volvemos a insistir: esto corresponde a los padres. A los abuelos toca interesarse, conocer estos objetivos de los padres, y adaptarse a ellos, con lo cual todo será más fácil. Los abuelos disfrutarán así de la libertad de dar, sin más preocupaciones, aunque se obliguen a no salirse de las pautas educativas marcadas por los padres. Un caso diferente es cuando los abuelos ejercen de padres porque tienen la responsabilidad de los nietos durante todo el día, entonces sí que la función de malcriar y mimar tiene que supeditarse a la de educar a los nietos y en esto es fundamental que cuenten con la autoridad necesaria y haya un acuerdo muy hablado y dialogado con los padres.


A parte de esto, los buenos abuelos deben tener siempre muy en cuenta que su papel no implica tener una segunda oportunidad para ser padres y que la última palabra en lo que se refiere a la educación de sus nietos la tienen sus padres. Los abuelos no están para educar sino para dar cariño


La relación de los abuelos con los padres de sus nietos.


Ofrecer ayuda y afecto a los abuelos es tan importante como proteger a los niños.
¿Qué pueden hacer los padres para reforzar lo positivo de la acción de los abuelos en lo referente a la educación de los pequeños?


· Lo primero debe ser enseñarles a respetar y a querer mucho a los abuelos. Y en esto, como en todo, lo principal será el ejemplo, los hechos, no las palabras. El ejemplo es siempre decisivo. Si los hijos viven el ejemplo de sus padres amando a los abuelos (al hablar de ellos, al transmitir alegría cuando se va a ir a casa de los abuelos), aprenderán a quererlos.


· Es necesario que los padres transmitan una buena y saludable imagen de los abuelos a sus hijos. Es aconsejable dejar claro que los abuelos no son ayudantes, sino personas merecedoras de amor y de respeto. La presencia de los abuelos debe ser planteada como algo positivo y beneficioso, no como un acto de compasión.


Todos sabemos que existe una condición elemental para que se dé una feliz convivencia -de cerca o de lejos- entre abuelos e hijos casados: el respeto mutuo.


Que los hijos respeten la casa, las costumbres de sus padres; que los abuelos tengan clara la conciencia del respeto debido a la familia, creada por el hijo o la hija, en la que, además, existe una persona -la nuera o el yerno- que vino a integrarse desde fuera, que merece por razones obvias la máxima consideración, el máximo respeto a su modo de ser y de hacer las cosas.


Uno de los problemas que más alteran la relación entre los abuelos y los padres de sus nietos es la aplicación de los límites. En muchos casos, es muy difícil que lleguen a un consenso. De un lado están los abuelos que, creyendo en su experiencia, no están de acuerdo con las ideas de los más jóvenes; y del otro están los padres que no aceptan las intromisiones de los abuelos en la educación de su hijo.


Como en todas situaciones en las que se comparte responsabilidades, espacios, personas, surgen problemas.


Los abuelos pierden independencia.


Para los padres resulta difícil asumir los mimos y consentimientos de los abuelos. Los abuelos otras veces quieren imponer sus ideas e educación o simplemente obviarán las exigencias o reglas de los padres. Los niños aprovecharán estas divergencias para sacar el mejor partido y conseguir lo que unos u otros les prohíben.

Los abuelos suelen tener tendencia a sermonear y dar consejos sin pedidos, por eso deben intentar ayudar a sus hijos y nietos sin juzgarlos para que no se sientan heridos.
Padres inseguros suelen tener “celos” de la relación de los padres con los nietos. Otras veces los abuelos son muy posesivos con los nietos.
Por eso es muy importante hablar abuelos e hijos para establecer unas reglas, normas que ayuden y favorezcan la educación de los niños, especialmente cuando estos tienen que estar mucho tiempo al cuidado de los abuelos, como dijimos anteriormente. Los abuelos habrán de crecer con los nietos, ya que el desarrollo de este rol no empieza hasta que no tienen el primero.
Si a los padres y madres nos resulta difícil en muchos momentos la educación de nuestros hijos ¡cuánto más les resultará a ellos! Los abuelos y abuelas ya cumplieron con su papel de educadores de sus hijos.


Cómo ser un buen abuelo.


Uno de los factores que más inciden en el tipo de relación que se establece entre abuelos y nietos es la situación geográfica y la relación que la pareja mantiene con sus propios padres.
Se han llevado a cabo numerosas investigaciones atendiendo a estos dos factores y se ha llegado a la conclusión que la relación ideal entre nietos y abuelos se produce cuando el contacto entre ellos es regular, y cuando los abuelos son exitosos en desempeñar su propio rol sin ejercer el de padres.


Algunas orientaciones para “ser un buen abuelo”:
- Defienda la importancia de su papel de abuelo y no solo de cuidador de nietos.- Ofrézcase para atender a los niños en los momentos más críticos para la pareja. - Siempre que pueda, haga de los días festivos, un momento de reunión familiar.
- Fomente el encuentro con sus nietos, llevándoles al parque, al cine
- Jamás les diga a los padres de sus nietos cómo deben actuar en presencia de sus nietos.
- Sea una imagen de paz, conciliación, y de estabilidad para los padres y los nietos. - No se aleje de los pequeños, importunándoles.
- Y por último, mantenga siempre el contacto con sus nietos, sea por teléfono, visitas regulares, o recogiéndoles para practicar alguna actividad.


CONCLUSIONES
Con respecto a la educación de los nietos, aunque sea de una forma indirecta, el papel del abuelo es fundamental: Son los terceros responsables de esa familia. No es una responsabilidad titular, sino una co-responsabilidad de ayuda. Pero es una ayuda con categoría de arte.

La relación entre los abuelos y los nietos es una experiencia muy positiva que se debe fomentar, puesto que representa un beneficio que irradia a toda la familia. Los seres humanos aprendemos de nuestras vivencias, y los abuelos por su camino vivido, tienen muchas cosas que enseñarnos.
Hemos visto lo que aporta a los nietos pero a los abuelos también proporciona amor, estimulación, inspiración, amistad, compañía, continuidad en el futuro…Por otra parte los abuelos al tener participación dentro de la familia se sienten queridos, útiles, recuerdan sus tiempos pasados, lo cual les genera una renovación personal en todo sentido. Estar con los nietos es una forma de renovarse personalmente.
Los niños que tienen una relación escasa o nula con sus abuelos se pierden una experiencia rica y gratificante. Los abuelos indiferentes pierden la posibilidad de rejuvenecer, revivir su infancia, sus recuerdos y poder transmitirlos a sus descendientes.
Sin duda el contacto entre nietos y abuelos proporciona a ambos una riqueza emocional de la que no deben privarse ni privárseles.


BIBLIOGRAFÍA:
- Rico, Serra y Viguer: “Abuelos y nietos. Abuelo favorito, abuelo útil” Ed. Pirámide, 2.001.

- Taisne y Gentil-Baichis: “El placer de ser abuelos” Ed. Sal Terrae,2.000
- Flaquer: “ El destino de la familia” Ed. Ariel, 1998
- Kalish : “La vejez: perspectivas sobre el desarrollo humano” Ed. Pirámide, 1.991
- Vega y Bueno. “Desarrollo adulto y envejecimiento” Ed. Síntesis, 1996