Cuando se acercaba a Jerusalén y llegaron a Betfage, junto al monte de los olivos, Jesús mandó dos discípulos, diciéndoles: “Id a la aldea de enfrente, encontraréis enseguida una borrica atada con un pollino, desatadlos y traédmelos., Si alguien os dice algo, contestadle que el señor los necesita y los devolverá pronto”. Esto ocurrió para que se cumpliese lo que dijo el profeta: “Decid a la hija de Sión: “Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de acémila””. Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron la borrica y el pollino, echaron encima sus mantos, y Jesús se monto. La multitud extendió sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada. Y la gente que iba delante y detrás gritaba: “!Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!”. Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad preguntaba alborotada: “¿Quién es éste?”. La gente que venía con Él decía: “Es Jesús, el Profeta de Nazaret de Galilea”. (Mt. 21, 1-11)
DIÁLOGO
Agustín.- El Domingo de Ramos da comienzo a la Semana Santa, la semana de la Pasión de Jesús, la semana más importante para los cristianos: Dios hecho hombre, se entrega por amor a la muerte en cruz por ti y por mí.
Lucía.- Se acercaba la fiesta de la Pascua Judía y los judíos viajaban por cientos a la ciudad de Jerusalén. La Pascua, significa “paso”, como el que los judíos hicieron al cruzar el mar Rojo en su liberación de Egipto, camino de la tierra prometida.
Pablo.- Los judíos pasaron de la esclavitud a la libertad. Y Jesús en su Pascua personal iba a vencer a la muerte mediante su resurrección: ¡iba a pasar de la muerte a la vida!
Jorge.- Jesús ese domingo quiso mostrar el principio del triunfo de su Reino: “Todo estaba decidido” ¡Y marchó para Jerusalén!
Agustín.- ¡Señor: cuántas veces he pensado en dar el paso! ¡Mi paso! Para enterrar mi cobardía de no defender la justicia, mi miedo de que se enteren que te quiero… ¡Y por fin renacer contigo en el Amor!
Lucía.- Había pasado la noche en Betania con sus discípulos, un pueblo que está a tres kilómetros de Jerusalén y, por la mañana, atravesaron el Monte de los Olivos y el Torrente Cedrón, camino de Jerusalén.
Pablo.- Jesús pidió que le trajeran un borrico de la aldea de Betfagé para hacer el viaje. ¡Algo misterioso iba a ocurrir! La gente gritaba con júbilo a su paso, y le tendían en el suelo los mantos con gran alegría.
Jorge.- ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Qué locura! Los apóstoles no salían de su asombro. Y llegaron hasta el templo: ¿qué pretendía Jesús?
Agustín.- Las Cofradías, en la Semana Santa, sacan imágenes de Jesús por las calles, recordando los momentos más importantes de su Pasión, Muerte y Resurrección. El silencio y la oración a su paso debe ser nuestro respeto.
Lucía.- Pero ¡cuidado, que no te líen! ¡El verdadero Jesús está en el Sagrario, en la Eucaristía! ¿A quién visitas y rezas en tu parroquia, al Sagrario o a las imágenes?
Pablo.- Es como si visitas a tu abuelita, y te paras a hablarle a su foto de bodas, a su imagen, en lugar de llenarle a besos a ella, que está sentada en su sillón esperándote. Jesús también está en cada necesitado, en cada olvidado de la sociedad de consumo.
Jorge.- Vive la verdadera Semana Santa en tu parroquia, alrededor del altar:
- El Jueves Santo recordamos la Última Cena de Jesús.
- El Viernes Santo reviviremos su muerte en cruz.
- Y en la Vigilia Pascual del Sábado por la noche... celebraremos su Resurrección ¡Jesús pretende que resucites con Él, a su lado! ¡Te esperamos!