+ Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 51-58
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.» Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en e último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre. »
DIÁLOGO
N: Mi querido amigo Jesús, que en la Eucaristía te conviertes en nuestra comida y en nuestra bebida. Celebramos hoy esa fiesta, tan arraigada en tu pueblo creyente Recuerdo la alegría que me produjo la lectura de un párrafo de la Didaje; aquel libro de finales del siglo primero, que tanta influencia tuvo en la primitiva iglesia.
+Jesús: Es verdad que aquel libro tuvo mucha importancia . Se le llamó también “la Doctrina de los doce Apóstoles”. Y ¿te acuerdas del párrafo?.
N: Perfectamente. Decía así: “como este pan partido estaba disperso por las montañas, y amasado, es uno, que sea reunida tu iglesia, desde las extremidades de la tierra, en tu reino”.
+Jesús: Qué bien, amigo. No puede concebirse la Eucaristía sin la unidad y es inseparable el amor fraterno. Hay que ver lo que sufrió mi converso apóstol Pablo con la comunidad de Corinto, rota por los falsos partidismos: yo soy de Pedro, yo de Pablo, yo de Apolo...
N: Y cuando se reunían por las tardes, antes de celebrar la Eucaristía, los ricos por un lado y los pobres por otro; unos banqueteaban mientras los otros tenían que conformarse con un pedacito de pan, quizás duro, con algo más que pudiera estar a su alcance.
+Jesús: El caso es que todos se acercan a comer el mismo pan y beber el mismo vino, es decir, todos me reciben en la Eucaristía, pero no siempre están unidos. Los grupitos en el seno de las comunidades, en el seno de las parroquias, secan las plantas del jardín de relaciones; dividen, crean muros, a veces sutiles, pero muros que separan. El protagonismo es como una enfermedad, que debilita las relaciones entre los miembros de la misma familia.
N: Mi querido Jesús: llevas toda la razón del mundo. Además es que tú nos ves por dentro, en la solemne fiesta de la Eucaristía y en la Procesión y verás cómo siempre, siempre, las divisiones producen dolor en algunos de los miembros de la comunidad.
+Jesús: No quiero terminar sin recordarte algo importante: que la Fiesta del Corpus está muy pendiente de la situación de los necesitados.
N: Es verdad. Por eso hoy celebramos el DÍA DE CÁRITAS. Ayúdanos a ser generosos y a que adornemos nuestro corazón como lo hacemos con las calles por donde vas a pasar procesionalmente.