Monición de entrada. Ciclo A. "ASCENSIÓN DEL SEÑOR"

Los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado, al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: “Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. (Mt. 28, 16-20)

DIÁLOGO

Lucía.- En el séptimo domingo de Pascua, celebramos la Ascensión de Jesús a los cielos: vino del Padre, y se fue al Padre, dejándonos la mayor historia de amor jamás vivida.

Jorge.- Su locura de amor convirtió su marcha en un quedarse, en un permanecer para siempre con nosotros, y con un soplo nos entregaría la fuerza del Espíritu Santo.

Pablo.- Antes de marcharse, se reunió con sus discípulos, y les encargó una misión que aún perdura a lo largo de los tiempos: “Id y haced discípulos de todos los pueblos”

Agustín.- ¡Ya entiendo! Eso es lo que hacen nuestros catequistas, y nuestro cura Melitón, y nuestros padres y abuelitos, cada vez que nos hablan de Jesús.

Lucía.- Hemos compartido su Comunión. Y quiero bajarlo de su cruz y elevarlo al Padre. Y mostrar su mensaje de paz en cada instante de mi vida.

Jorge.- Cada día Jesús cumple su Palabra: “Yo estoy con vosotros todos los días”. En cada amanecer, en cada comida en familia, en cada compartir con los necesitados.

Pablo.- Cuando amanezca, santíguate: en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, y ofrécele el día a Jesús: ¡Ponte en sus manos, para ser su instrumento!

Agustín.- ¡Ser su testigo! Testigo de un Jesús lleno de vida, para llevar una vida llena de Jesús, una vida llena de trabajo por los demás.

Lucía.- ¿Por qué los mayores olvidan a Jesús? ¿Por qué no nos hablan de Él? ¿Si han sacado a Jesús de su corazón, que han puesto en su lugar?

Jorge.- ¡Es peligroso vivir sin amor! Puede inundarte el odio y la violencia, puedes llenarte de egoísmo, de mentiras, y silenciar las injusticias.

Pablo.- En el monte Olivete, Jesús ascendió al Padre. ¿Te has quedado mirando al cielo? No le des la espalda. Él dio todo por ti. ¿Qué le puedes ofrecer a Él?

Agustín.- Vida en familia, vida en comunidad, en la iglesia de Jesús: “Esa es la fuerza de un cristiano”: recibir la Eucaristía cada domingo.