Hacia Dios por los caminos de la Biblia, nº 54


Dios bendice a Abraham

Christian (Cristiano o seguidor de Cristo):: Mi admirado amigo Abraham, he leído atentamente el texto siguiente y me gustaría que me comunicaras la impresión que te causó al sentirte el objeto de la bendición de Dios 

Gn.2. De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre; y sé tú una bendición. 3. Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan. Por ti se bendecirán todos los linajes de la tierra. 

Abraham: Ay, amigo Christian, ya te lo puedes imaginar. Estoy seguro de que tú, como creyente que eres, has gozado también de la bendición de Dios. Cuando me sentí bendecido por Dios, como que se me ensanchó el corazón, me llené de alegría, pero esa alegría de la que brotan los amaneceres del corazón. Además la alegría era desbordante, pues iba acompañada de una promesa: la descendencia numerosa: una nación grande. 

Christian:  Es verdad que yo también he experimentado las delicias de la bendición de Dios, pues también Él es, no solo mi acompañante, sino la razón de mi vivir y el coautor de mi existencia. Nuestro Dios y Padre común envió a su Hijo, el Emmanuel, el Dios con nosotros después de la larga historia de tu descendencia numerosa, enraizada en la tierra que Dios te dió. 

Abraham: Muy bien, amigo Christian. Confidencialmente te diré que hay algo que no acabo de entender: Cuando Dios me dijo: “Engrandeceré tu nombre; y sé tú una bendición”. Y pienso: Cómo Dios se pone tan al lado nuestro; cómo urde una historia de amor en favor del hombre y de toda la creación; no escoge a reyes ni a la gente grande; me elige a mí: un pastor nómada, un caminante, un conocedor de las tierra, donde se crían los pastos para el ganado, un hombre desposado con una mujer estéril, con lo que la esterilidad significaba en aquel tiempo... 

Christian: No sigas, amigo, pues tenemos que continuar sobre todo esto el próximo día.