Hacia Dios por los caminos de la Biblia, nº 68


Alegría de Abraham y Sara Gn-21,1-7. 

Christian: (Cristiano o seguidor de Cristo): Amigo Abraham: me figuro la alegría que os daría el cumplimiento de la promesa de Dios, al daros a Isaac. 

Abraham: La alegría, en este caso, no se puede explicar con palabras, ya que está implicado el amor, que roza con el misterio. Podemos hablar del amor, pero las palabras siempre se quedan cortas, por lo que tenemos que recurrir a los signos: el abrazo, el beso, el apretón de manos, la mirada profunda, la madre que aúpa al hijo y le grita: “te comería a besos…” 

Christian: Llevas toda la razón del mundo pero es que, además, se trata de que Dios cumple su palabra; nunca se queda en la simple promesa esperada y nunca cumplida. Nuestro Dios es un Dios fiel. 

Abraham: Hay que ver los años que me ha hecho esperar… Me prometía una descendencia numerosa, incontable como las “estrellas del cielo y las arenas del mar”. Y yo siempre le decía: ¿y cómo puede ser si no tengo descendencia? Y Dios callaba. 

Christian: Y tú seguías creyéndole, fiándote de Él, confiando en su fidelidad. 

Abraham: ¿Y qué querías que hiciera? La fe es así: o te fías de Dios o no te fías; o crees o no crees; o te lo juegas todo a una carta o no juegas; o sigues creyendo en medio de la oscuridad o te inventas un dios falso. 

Christian: Te envidio y te ruego que pidas al Señor que aumente mi fe; que llegue al pleno convencimiento de lo que dice Dios: que «mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos», «Como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos“.(Isaías 55:8-9) 

Abraham: Yo compartía con mi mujer Sara su risa, fruto de su inmensa alegría, cuando dijo: «Dios me ha dado de qué reír; todo el que lo oiga se reirá conmigo.»