Hacia Dios por los camino de la Biblia, nº 57


El primer caminante es Abraham 

Christian: (Cristiano o seguidor de Cristo): Amigo Abraham, al recordar aquel pasaje en que Jesús se autodefine como “el camino, la verdad y la vida”, estoy viendo que te podemos tener como el primer caminante en el inicio de la Historia de la salvación. 

Abraham: No sé si fui el primer caminante o el último; lo cierto es que mi vida fue siempre estar en camino. El camino fue para mí novedad, aventura, plenitud, bendición Lo empecé en la ciudad de Ur de los caldeos, con mi padre Téraj, quien no lo pudo realizarlo en su totalidad, pues terminó sus días en una parada del mismo (Jarán). Nos dirigíamos a la tierra de Canaán» (Gn 11,31). 

Hacia Dios por los caminos de la Biblia, nº 56

La aurora de las bendiciones

Christian: (Cristiano o seguidor de Cristo): Mi querido amigo Abraham, aunque el hecho de la bendición de Dios saldrá más veces, me gustaría concretar sobre varios aspectos de esa bendición. Te comunico que he leído el texto que sigue: 


Gen. 8:21 Y percibió Dios olor grato; y dijo Dios en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre… ¡Nació la aurora de las bendiciones! 


Abraham: Es encantador escuchar en el corazón esta promesa de Dios. De hecho, la bendición de Dios se extenderá a lo largo de toda la Biblia, es decir, de toda esa historia del amor de Dios que tanto nos quiere. 

Hacia Dios por los caminos de la Biblia, nº 55


Maldiciones y bendiciones 

Christian: (Cristiano o seguidor de Cristo): Querido Abraham: A pesar de que el día pasado estuvimos hablando sobre las bendiciones de Dios, creo que es interesante ahondar un poco más en la novedad que nos trae el comportamiento de Dios contigo y con toda tu descendencia, llegando hasta nosotros, 

Abraham: Estoy dispuesto a escucharte, mi entrañable amigo. 

Hacia Dios por los caminos de la Biblia, nº 54


Dios bendice a Abraham

Christian (Cristiano o seguidor de Cristo):: Mi admirado amigo Abraham, he leído atentamente el texto siguiente y me gustaría que me comunicaras la impresión que te causó al sentirte el objeto de la bendición de Dios 

Gn.2. De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre; y sé tú una bendición. 3. Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan. Por ti se bendecirán todos los linajes de la tierra. 

Abraham: Ay, amigo Christian, ya te lo puedes imaginar. Estoy seguro de que tú, como creyente que eres, has gozado también de la bendición de Dios. Cuando me sentí bendecido por Dios, como que se me ensanchó el corazón, me llené de alegría, pero esa alegría de la que brotan los amaneceres del corazón. Además la alegría era desbordante, pues iba acompañada de una promesa: la descendencia numerosa: una nación grande. 

Christian:  Es verdad que yo también he experimentado las delicias de la bendición de Dios, pues también Él es, no solo mi acompañante, sino la razón de mi vivir y el coautor de mi existencia. Nuestro Dios y Padre común envió a su Hijo, el Emmanuel, el Dios con nosotros después de la larga historia de tu descendencia numerosa, enraizada en la tierra que Dios te dió. 

Abraham: Muy bien, amigo Christian. Confidencialmente te diré que hay algo que no acabo de entender: Cuando Dios me dijo: “Engrandeceré tu nombre; y sé tú una bendición”. Y pienso: Cómo Dios se pone tan al lado nuestro; cómo urde una historia de amor en favor del hombre y de toda la creación; no escoge a reyes ni a la gente grande; me elige a mí: un pastor nómada, un caminante, un conocedor de las tierra, donde se crían los pastos para el ganado, un hombre desposado con una mujer estéril, con lo que la esterilidad significaba en aquel tiempo... 

Christian: No sigas, amigo, pues tenemos que continuar sobre todo esto el próximo día.