Camino de Damasco
Shalom. La paz contigo. Sé que el otro día te quedaste un poco triste, al recordar tu comportamiento con los primeros cristianos.
Es verdad, amigo. Por eso hoy no te dejo que me preguntes. Prefiero adelantarme y contarte lo que me pasó en el camino de Damasco. “Sucedió que, yendo de camino, cuando estaba cerda de Damasco, de repente, una luz venida del cielo, me envolvió con su resplandor, caí en tierra y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Y yo le pregunté: ¿quién eres, Señor?. Me respondió la voz: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Hech.9,3-8
Te quedarías de una pieza, pues, en realidad, a quien tú perseguías era a los cristianos.
Cierto. Nunca esperaba yo aquel encuentro ni aquella afirmación. Jesús y los cristianos son una misma persona. Esto se me quedó grabado en el corazón y me dio ánimos en todos los momentos de mi existencia. Ni lo sé expresar. Confusión y aturdimiento. Y un vuelco en el corazón. Una especie de llamada urgente e intensa a cambiar de vida; a seguir la voz del Maestro
Se nos va el tiempo. ¿Te parece que lo dejemos por hoy?
Vale. Nos despedimos hasta la próxima.
6ª ENTREVISTA:
Publicado el jueves, octubre 01, 2009
Etiquetas: Entrevistas con San Pablo