Un buen cristiano: Ananías.
Shalom, hermano Pablo. Ayer me quedé tocado de cierta curiosidad por conocer mejor a ese personaje, Ananías. ¿Quieres contarme algo de él?
Con mucho gusto. Tengo siempre por costumbre, si es que lo sé, decir el significado del nombre. A veces, esto da mucha luz para conocer al personaje.
“Ananías” significa “Yahvéh se ha compadecido”. Era un cristiano con bastante prestigio en la comunidad de Damasco. Él me contó como el Señor le dijo que fuera a la calle Recta y que preguntara en casa de Judas por mí. Ananías, al oír que se trataba de uno de Tarso, llamado Saulo, le contó al Señor todo lo que sabía de mí: de los males que había causado a “tus Santos” en Jerusalén y que estaba en Damasco para apresar a todos los que “invocan tu nombre”.
Perdón amigo Saulo (o Pablo), ¿qué es eso de los “santos” de Jerusalén?
Así llamaban a los cristianos en los primeros tiempos. Primero en Palestina y luego en todas las iglesias. Muy pronto se empezó a aplicar a los cristianos el apellido de “santo”.
Y sigo con mi relato: A pesar de todo, Ananías, cumpliendo el mandato del Señor, entró en la casa, me impuso las manos y me dijo: “Saúl, hermano: me ha enviado a ti el Señor Jesús…para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo”. Recobré la vista y fui bautizado.
Nunca se borrará de mi mente y de mi corazón aquel encuentro. Dios se había compadecido de mí. El significado del nombre “Ananías” se hizo realidad en mi existencia.
Sería una buena experiencia ¿verdad?
Fue algo maravilloso. No para contarlo sino para vivirlo. Pero seguiremos otro día.
Hasta entonces con mi agradecimiento.
8ª ENTREVISTA:
Publicado el jueves, octubre 01, 2009
Etiquetas: Entrevistas con San Pablo