Curación del viejo Bartimeo
N: Hola, Bartimeo. Me alegra mucho verte con nosotros.
Bartimeo: Y yo estoy loco de contento. Toda mi vida sentado al borde del camino, en la cuneta, con la mano extendida esperando que alguien me diera algo para poder vivir, pero casi toda la gente pasaba de largo. Cuando estás en el mundo de los marginados, no eres ni un número.
N: Llevas toda la razón. Con la cantidad de gente que pasa por el camino y ahí permanecéis olvidados.
Bartimeo: Menos mal que, al oír tanta gente he preguntado qué pasaba y, al decirme que era Jesús de Nazaret, del que ya me habían hablado, empecé a gritar llamándolo: ¡¡¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!!!.
N: Tú no oías a la gente que te mandaba callar…Y es que los pobres molestan porque son una llamada a nuestra solidaridad y un reproche a la dureza de nuestro corazón.
Bartimeo: Jesús sí que me oyó y mandó que me llamaran. Con una alegría desbordante solté el manto, di un salto y me acerqué a Jesús, que, con toda dulzura, me dijo:
Jesús: ¿Qué quieres que haga por ti?
Bartimeo: Maestro, que pueda ver, le contesté.
Jesús me dijo: Anda, tu fe te ha curado.
Bartimeo: Al momento recobré la vista y aquí me tienes en el camino, en la calzada de la vida, como agente de la historia. No quisiera olvidarme de los muchos que han quedado y están en la cuneta. Quiero más bien comprometerme con ellos.
N: Y cómo te sientes?
Bartimeo: Feliz; muy feliz; intensa e inmensamente feliz. Jesús me ha dado la luz. Y puedo ver el rostro de la gente; ya veo la regia esbeltez de las montañas; el agua juguetona y cristalina de los arroyos, que serpentea por las llanuras y los valles, fecundando generosamente la tierra; las flores de innumerables colores; veo asomarse silenciosa y tímidamente la aurora repartiendo luz, belleza y alegría. Veo la firma que Dios puso en la Alianza con Noé y con toda la naturaleza: el arco iris…¡¡¡VEO EN LA CREACIÓN TANTO DERROCHE DE AMOR¡¡¡ Pero hay algo muy importante, que nos trae Jesús: es la LUZ que ilumina el alma y que es portadora de la vida, de la verdad, del amor, de la entrega, del servicio, de la esperanza. Jesús mismo nos dice:
Jesús: “YO SOY LA LUZ DEL MUNDO” EL QUE CAMINA CONMIGO NO ANDA EN TIIEBLAS”
Bartimeo: …Y así podría seguir…
N: Por favor, Bartimeo, sigue hablando, pues esa luz se nos da para gozarla, ciertamente, pero no para guardarla, sino para difundirla.
Bartimeo: Quizás los que, siendo ciegos, y hemos recibido la posibilidad de ver, tengamos más capacidad de apreciar la luz. Esa LUZ, con mayúscula; que nos permite ver a Dios en la creación. La montaña encierra en su cumbre el misterio; las flores son como sonrisas de Dios; el mar, la inmensidad; el gorjeo de los pájaros son como las nanas que nos canta el Dios Padre-Madre...Y así podríamos seguir, sin olvidar lo que nos dice Jesús: VOSOTROS SOIS LA LUZ DEL MUNDO.
N: No apaguemos nunca esa LUZ.