Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos y su rostro resplandecía como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con Él. Pedro entonces tomó la palabra y le dijo a Jesús: “Señor, ¡qué hermoso es estar aquí! Si quieres haré tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: “Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadle”. Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se les acercó, y tocándoles les dijo: “Levantaos, no temáis”. Al alzar los ojos no vieron a nadie más que a Jesús, solo. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: “No contéis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos”. Mt. 17, 1-9
DIÁLOGO
Jorge.- Hoy, en el Evangelio, San Mateo nos acerca a la naturaleza divina de Jesús. Jesús subió a orar al monte Tabor con Pedro, Santiago y Juan. Pero algo importante iba a ocurrir: “La Transfiguración de Jesús”
Lucía.- Como sabéis, Jesús tiene una naturaleza humana, y sufre y llora como tú y como yo. Pero también tiene otra divina, la naturaleza de un Dios que ama hasta su entrega en la cruz
Ana.- Cuando Jesús comenzó a orar, a los apóstoles les entró sueño, y una luz del interior de Jesús, ¡Como un bello resplandor! Los despertó.
Pablo.- Con esa maravillosa luz, Jesús les mostraba su naturaleza divina, les mostraba un momento de su gloria. Un avance de su futura Resurrección.
Jorge.- A este momento tan importante se sumaron dos hombres del antiguo testamento: Moisés y Elías, y hablaron con Jesús.
Lucía.- Moisés representa a la ley, que él mismo recogió en el monte Sinaí. Elías era el profeta que anunció la venida del Mesías. ¡Del Dios hecho hombre!
Ana.- Los tres hablaban de la pasión que iba a padecer Jesús en Jerusalén. Pedro, sorprendido por el encuentro, ¡No entendía nada! ¡Pero, se sentía tan bien, que No quería que acabara nunca aquel momento!
Pablo.- Una nube los envolvió, y los apóstoles, asustados, escucharon la voz de Dios Padre que decía: “Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadle”
Jorge.- ¡Sí!, era el momento del anuncio de la pasión y muerte de Jesús. Los apóstoles sabían que Jesús era el Elegido por Dios. Pero si moría, nunca los dejaría solos.
Lucia.- ¿Y tú? ¿Has tenido la suerte de ver la luz de Jesús? ¿Has llegado a oír su voz en el momento de la oración? ¿O al participar en la Eucaristía?
Ana.- Cada vez que ves a alguien caído o humillado por la vida, ¡Estás viendo al mismo Jesús! ¡Y Él te ha elegido a ti para que le ayudes!
Pablo.- Déjate envolver por la nube encantadora de Jesús. La única manera de bajar a Jesús de la cruz es olvidando tu orgullo, tu envidia. ¡Presume de amar a Jesús! Él te ha elegido a ti, para ser una herramienta de su Reino