Dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: “El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: “Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido”. Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró, otros, parados, y les dijo: ¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?” Le respondieron: “Nadie nos ha contratado”. Él les dijo: “Id también vosotros a mi viña”. Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz: “Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros”. Vinieron los del atardecer, y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más pero ellos también recibieron un denario. Entonces se pusieron a protestar al amo: “Éstos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno”. Él replicó a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?” Así los últimos serán los primeros y los primeros los últimos”. (Mt. 20, 1-16)
DIÁLOGO
Carlos.- “Los últimos serán los primeros, y los primeros los últimos”. ¿Qué tipo de justicia es la que Jesús nos quiere mostrar?
Lucía.- La sociedad materialista, nos enseña que los mejores son los primeros, y “los más”: Los más ricos, los más poderosos, los más fuertes, los que tienen más….
Jorge.- En la parábola, Jesús rompe con la ley de: “Los más”. Lo importante, no es cuánto tienes, ¡Lo importante es cuántos, de tus talentos, de tus dones, compartes con los demás! Y cuántos te guardas para ti solo.
Ana.- En los tiempos de Jesús, también había paro, y los primeros elegidos para trabajar eran los más jóvenes y fuertes: “Los contratados para todo el día”
Carlos.- Los últimos elegidos, eran los que tenían menos dones, menos fuerzas, menos habilidades para trabajar: ¡Los que menos tienen para compartir!
Lucía.- Entonces, ¿Lo justo es pagarle más, al que más cantidad de trabajo realiza, al que da más fruto, al más….?
Jorge.- ¡Creo que te has liado! Para medir el amor, se compara entre cuanto puedes dar, y cuánto pones realmente al servicio de los demás.
Ana.- ¡Ya entiendo! Jesús premia por igual, a los que entregan y comparten, todo lo que tienen dentro de sí, no importa si es mucha cantidad o poca, o cuando te encuentres con Jesús.
Carlos.- Recuerda que “Amar es una forma de vivir”, no es un trabajo al que haya que echarle números: Los egoístas, los destructores de las familias, los insolidarios, no quieren saber nada de Jesús.
Lucía.- Hoy está de moda la vida “Zapping”: Una vida sin compromiso, una vida del todo vale, una vida del cambio continuo, de canal de TV, de persona amada, sin tener en cuenta lo que se destroza.
Jorge.- Por mucho que me enseñen en la escuela, si vuelvo a casa, y no encuentro el amor entre papa y mama, o no están unidos, poco centrado voy a estar en la escuela. ¿Puede eso ayudar al fracaso escolar?
Ana.- No sólo debes aprender matemáticas o sociales, debes vivir el amor, ¡Es la mejor forma de aplicar lo que aprendo, es el mayor premio! Aún estás a tiempo de trabajar en la Viña del Señor, el premio lo tienes asegurado: “El encuentro amoroso con tu familia, y con Dios”