Monición de entrada. Domingo 27º del t.o. Ciclo C


EL PODER DE LA FE. HUMILDAD EN EL SERVICIO
DOMINGO 27º DEL T.O. CICLO “C” Lc. 17, 5-10

Los apóstoles dijeron al Señor: “Auméntanos la fe”. El Señor contestó: “Si tuvieras fe como un granito de mostaza, dirías a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería. Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿Quién de vosotros le dice: “En seguida, ven y ponte a la mesa?”. ¿No le diréis: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo; y después comerás y beberás tú?”. ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: “Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer””.


DIÁLOGO

Pablo.- ¡Auméntanos la fe! Esta es la petición que los apóstoles hacen a Jesús al comienzo del Evangelio de hoy. Uno de los problemas que tenemos los cristianos es la falta de fe.

Natalia.- Si tuviéramos más fe en Dios, no tendríamos tantas dudas al entregar nuestro amor a los demás, y seríamos capaces de empezar a cambiar este mundo tan egoísta.

Lucía.- La fe es un don que Dios esparce sobre la persona que está llena de amor y busca a Dios. La fe es construir sin esperar nada a cambio, ¡es abrazarte a Dios en cada momento de tu vida!

Jorge.- Para poder abrazarte a Dios, debes de conocer su maravilloso mensaje. ¡Si quieres aprender a amar, acércate a la catequesis y vive en comunidad en tu parroquia!

Pablo.- ¡La catequesis no es una obligación! Es una necesidad para poder cambiar este mundo de locos. ¡Se defiende más la vida de un toro o un perro que la de un niño que va a nacer!

Natalia.- Otro tema que nos recuerda hoy Jesús es el de ser humildes en nuestra entrega... ¡sin esperar nada a cambio!

Lucía.- La libretilla para apuntar las cosas que hacemos bien no vale para aprender a amar. Nadie te tiene que dar las gracias por entregar lo que gratis has recibido, como tu tiempo o tu sonrisa.

Jorge.- ¡Aprendamos de la Madre Teresa de Calcuta! Cada niño que salvaba era para aliviar un poco el sufrimiento de Jesús clavado en la cruz.

Pablo.- Cuando ayudar a los demás sea para tí una necesidad y un placer, es que estás muy cerca de Dios.

Natalia.- Los padres no llevan cuenta del amor y los sacrificios que hacen por sus hijos. Y aunque ellos no esperen nada, tú diles que les quieres, y ayúdales en las tareas de casa.

Lucía.- Los abuelitos han dado todo por nuestros padres, y ahora por nosotros. Creo que se merecen, aunque no nos lo pidan, nuestra ayuda y nuestra compañía.

Jorge.- ¿Y tú, apuntas en la libreta o usas el lápiz de tu corazón? De nada te servirá vivir sin amar, ni amar sin compartir. ¡Ayúdanos a bajar a Jesús de su injusta cruz!