Monición de entrada. Domingo 29º del T.O., ciclo A, "EL IMPUESTO AL CESAR"

Se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: “Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no te fijas en las apariencias. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuestos al César o no?”. Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: “¡Hipócritas!, ¿Por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto” Le presentaron un denario. Él les preguntó: “¿De quién son esta cara y esta inscripción?”. Le respondieron: “Del Cesar”. Entonces les replicó: “Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. (Mt. 22, 15-21)


DIÁLOGO

Carlos.- “Pagadle al Cesar lo que es del Cesar, y a Dios lo que es de Dios”. Con esta respuesta, Jesús respondió a la trampa, puesta por los amigos de Herodes Antipas.

Jorge.- Recordad que este rey Herodes mató a Juan el Bautista. Era una persona violenta, y recaudaba los impuestos para sus amigos los romanos.

Lucía.- Jesús estaba en Jerusalén. Debían acusarlo y matarlo lo antes posible. Estorbaba a la hipocresía de los mandones. Su búsqueda de la Justicia y la Verdad era peligrosa.

Ana.- ¡Qué maravillosa respuesta! Jesús supo defender los derechos de Dios, sin necesidad de ofender a los políticos de turno: separó lo humano de lo divino.

Carlos.- ¡Claro! A Dios no se le puede mezclar con nuestras ambiciones de riquezas, con nuestras luchas por lo material. El amor que Dios nos tiene no lo podemos ensuciar con nuestras bajezas.

Jorge.- Dios nos enseña que necesitamos el pan material para cuidar de nuestro cuerpo, pero sin olvidarnos de nuestra alma, del espíritu que alimenta nuestro amor solidario.

Lucía.- Algunos llenan tanto su cuerpo que dejan muy poco espacio para su Alma: la arrinconan y la olvidan, anulando a “Dios-Amor” de sus vidas. ¡Y entonces, aparece la violencia!

Ana.- Mi abuelita dice, que no le regalemos relojes: ¡quiere el tiempo de nuestra compañía! No quiere una manta eléctrica: ¡quiere el calor de nuestro abrazo!

Carlos.- ¿Tenemos un espacio para Dios en nuestras vidas? ¿O somos tan listos que nos lo sabemos todo? ¿Qué le damos a Dios? ¿Dónde lo buscamos?

Jorge.- Jesús, nuestro maestro, supo escapar de la trampa que le pusieron. ¿Has caído tú en la trampa de la sociedad consumista que te hace olvidar a los pobres y necesitados?

Lucía.- El progreso no es vivir la mentira, alimentar el egoísmo y sembrar la intolerancia. ¡Ni cambiar a Dios por la moneda del César! El progreso es buscar la dignidad, el respeto, la justicia social: ¡es tener a Dios en nuestras vidas!

Ana.- Deja que Jesús siembre en tu corazón su Palabra de paz y amor, y le encontrarás sentido a tu vida, y llevarás a tu familia la felicidad, y aprenderás a compartir, y lucharás por un mundo más solidario, llevando tu ayuda allí donde te necesitan.