Monición de entrada. Domingo 28º del T.O., ciclo A, "LA PARÁBOLA DE LOS INVITADOS A LA BODA"

De nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo: “El reino de los cielos se parece a un rey que celebra la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados encargándoles que les dijeran: tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda. Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otros a sus negocios, los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos, y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: “La boda está preparada, pero los criados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos y a todos los que os encontréis, convidadlos a la boda”. Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: “Amigo, ¿Cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta? El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: “Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. Porque muchos son los llamados y pocos escogidos”” (Mt. 22, 1-14)



DIÁLOGO

Jorge.- “Muchos son los llamados y pocos los escogidos”. Jesús nos llama y nos invita a participar en su gran fiesta a cada uno de nosotros, pero ¿Cómo respondemos?

Carlos.- En la parábola de los invitados a la boda, los que tenían el “corazón de rico”, rechazaron a Jesús: “Estaban muy ocupados y entretenidos con su egoísmo”.

Lucía.- Mi abuelita dice, que para tener “el corazón de rico”, no influye el que poseas muchas o pocas riquezas: ¡Pero ellos, siempre quieren más! ¡Nunca se verán felices!

Pablo.- ¡Ahora lo entiendo! Se dedican a acumular tesoros, solo para sentirse superiores a los demás, sin importarles “QUÉ pierden” por el camino. ¡Creen que no necesitan a Jesús!

Jorge.- Su dignidad, sus amigos, su familia, y hasta sus hijos los pierden, por cambiar el abrazo de Dios, que es Amor, por una vida vacía y sin sentido.

Carlos.- Son los que nunca pueden ayudar a alguien, nunca tienen tiempo para los demás, a veces ni para sus propios hijos: ¡Tengo mucho trabajo! ¡Tengo que ir al gimnasio! ¡Tengo que conectarme al ordenador! ¡Tengo que ver la tele!

Lucía.- ¡Tengo, tengo,….! Al poco tiempo, mirarán alrededor, y no tendrán a nadie. Esas son las personas, que están destrozando la sociedad: ¡Los que viven alejados de Jesús!

Pablo.- ¡Pero cuidado! Jesús no nos ha invitado sólo a los cuatro años de Catequesis: De niños, de jóvenes, de mayores, debemos de estar siempre junto a Jesús.

Jorge.- Y compartirlo en la parroquia, en cada domingo, participando en la gran fiesta de la Eucaristía, para aprender a tener un “corazón de pobre”.

Carlos.- ¡Ya sabes! “El corazón de pobre” no es el que tiene ni mucho ni poco dinero. ¡Es el corazón que está dispuesto a SERVIR a los demás!

Lucía.- Es decir: El que pone sus habilidades, sus dones, su tiempo, al servicio de la comunidad, devolviendo la dignidad a los atrapados por el alcohol, o la droga, o el juego, o la violencia o la apatía.

Pablo.- ¿Has sentido la invitación de Jesús? Cuelga la vida egoísta, insolidaria, violenta, ¡No vaya a ser que Jesús te pille “comunicando”! ¡Y acércate a la invitación de Jesús, con un corazón limpio y alegre, comprometido con la justicia y el amor!