Hacia Dios por los caminos de la Biblia, nº 27

Caín y Abel (b) (Gn. 4,3-5). (b)

“Pasó algún tiempo, y Caín hizo al Señor una oblación de los frutos del suelo. También Abel hizo una oblación de los primogénitos de su rebaño, y de la grasa de los mismos. El Señor miró propicio a Abel y su oblación, mas no miró propicio a Caín y su oblación, por lo cual se irritó Caín en gran manera y se abatió su rostro”.

P: Por el texto veo que seguimos con los dos hermanos Caín y Abel. Y pregunto: ¿por qué Dios se complace por el sacrificio de Abel y no con el de Caín?


R: Es muy buena pregunta, aunque la respuesta es bastante compleja. Directamente no aparece la razón del comportamiento de Dios, pero sí se trasluce con las palabras que Dios dirige a Caín, antes de que mate a su hermano: “¿Por qué andas irritado y por qué se ha abatido tu rostro? ¿No es cierto que, si obras bien, podrás alzarlo? Mas si no obras bien, a la puerta está el pecado acechando como fiera que te codicia, y a quien tienes que dominar”.

P: O sea que algo tuvo que acumularse en el corazón de Caín, que lo llevó hasta matar a su hermano.

R: Así es. San Juan, en su primera carta, dice: “Pues este es el mensaje que habéis recibido desde el principio: que nos amemos unos a otros. No como Caín, que, siendo del Maligno, mató a su hermano. Y ¿por qué le mató? Porque sus obras eran malas, mientras que las de su hermano eran buenas”
(1 Jn.3,11-12).
Lo que realmente se acumuló en el corazón de Caín fue la envidia. “Por la envidia del diablo, dice el libro de la Sabiduría, entró el pecado en el mundo” (Sab. 2,24).

P: Y yo me pregunto: ¿tan grave es la envidia, que puede llevar a uno hasta dar muerte a su hermano?

R: Tan grave es la envidia que el libro de los Proverbios dice de ella que es la caries de los huesos, (Prov. 14,30). La envidia envenena el corazón, lo endurece, lo priva de luz y de ternura. Por la envidia y la avaricia desenfrenada está chorreando sangre la historia de nuestros días con los monstruos de las multinacionales, la droga, la mafia, la camorra…Caín es el símbolo de la violencia deliberada, así como de las luchas fratricidas, que convulsionarán y ensangrentarán la historia de la humanidad.

P: A mí me duele leer este tipo de pasajes bíblicos, especialmente al constatar que estos hechos se vienen repitiendo hasta nuestros días,

R: A pesar de todo –lo veremos- hay esperanza.