DIÁLOGO
Triana.- “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos”. Jesús es la vid, nosotros los sarmientos. Y ya sabéis: ¡De los sarmientos salen las uvas, que son el fruto!
Lucía.- Mi abuelito me lo ha enseñado todo sobre la agricultura: Coge las tijeras y corta por allí, une por allá, y saca unas uvas que parecen melones. ¡Es la envidia del barrio!
Pablo.- Pues mi abuelito es un desastre: ¡Planta melones, y le salen tan pequeños, que parecen uvas!
Jorge.- ¡Claro, todo tiene su explicación!: El abuelito de las uvas, va todos los días al campo, los sarmientos sienten su cariño, y dan fruto en abundancia.
Triana.- En cambio el abuelito de los melones, creo que va al campo solo para los bautizos, las bodas y para los entierros. ¡Poco le importa el campo!
Lucía.- ¡Querido Jesús, quiero ser tu sarmiento! Quiero estar enganchado a Ti, para llevar el fruto de tu amor a mi familia, y a los más necesitados.
Pablo.- Desde la Primera Comunión, y en cada Eucaristía, nos enganchamos al mismo Jesús, y nos alimentamos de su sabia, de su Palabra y de su ejemplo de entrega.
Jorge.- ¡Recordad!: Si nos enseñáis a gritar, seremos violentos. ¡Si nos enseñáis a vivir agobiados, nunca viviremos en paz!
Triana.- ¡Pero si nos enseñáis a amar! Os amaremos siempre a vosotros y a los demás, y construiremos un mundo más justo, ¡De la mano de Jesús!
Lucía.- ¿Dónde vives enganchado? Si tu pandilla es violenta, ¡Cambia de viña! “El tabaco, el alcohol, las drogas”: Matan a tu cuerpo, y destrozan tu familia.
Pablo.- La soberbia te dirá que no necesitas a Jesús, ¡Tú ya lo sabes todo! Pero, si te apartas de Jesús, poco a poco se secara tu sarmiento, y tu alma sufrirá. ¡No te dejes engañar!
Jorge.- ¡Melones como uvas, o uvas como melones! ¿Qué fruto vas a dar? Tú parte de trabajo, solo la puedes hacer tú. ¡Engánchate a la vida, engánchate a tu parroquia, “Engánchate a Jesús”!