DIÁLOGO
Ana.- ¡Cuidado con los escribas! Hoy Jesús nos advierte de la hipocresía y del orgullo, denunciando a los poderosos de su época.
Carlos.- Y algo más terrible, el engaño a las buenas personas, a los empobrecidos, aprovechándose de su debilidad.
Irene.- Si. ¡Jesús fue valiente! Porque los fariseos y los escribas lo andaban buscando en Jerusalén para matarlo. Jesús les criticaba esa autoridad mal empleada.
David.- Usaban su autoridad para su propio beneficio, y NO para buscar el bien común de toda la gente.
Ana.- Ya sabes, lo de ¡quítate tú para ponerme yo! Y lo de ¡primero yo, luego yo, y si sobra algo será para mí!
Carlos.- ¡Jesús! Perdóname, porque a veces me siento superior a los demás, despreciando a las personas por su raza, por su religión o por su “mala suerte en la vida”.
Irene.- También nos abre los ojos ante el valor de nuestras ofrendas: tu dinero, tu tiempo, tu compañía, tus consejos... ¿Qué es lo más importante?
David.- Y Jesús nos lo dice bien claro: ¡no importa la cantidad, lo que importa es cuánto das de ti!, de los dones que te ha dado Dios.
Ana.- ¡Ya entiendo! No puedo robar de día, engañar por la tarde, y regalar un poco de lo que me sobre por la noche.
Carlos.- Jesús nos pide coherencia, y ser serviciales y honrados en cada segundo de nuestra vida, en el trabajo, en la familia, con los amigos.
Irene.- La ambición puede llevarnos a perder el sentido común, y el amor del compartir. Te hace olvidar el respeto y el valor de las personas. ¡Solo te importas tú!
David.- Renuncia a las apariencias, y alimenta tu corazón, con las palabras de Jesús. Ser auténticos, vivir con la verdad y denunciar la mentira, te ayudará a crecer en libertad.