Volvió cansada,
Después de su jornada de trabajo,
Le esperaba la comida, la colada,
El arreglo de la casa;
Casi agotada con los niños alborotados,
Sintió la mirada de su hombre….
¿Qué extraño……?
Lo vio enfrascado con la escoba y las camas,
¡Y con los niños en el baño!
Ella reía agotada,
¡Mi Dios me ha escuchado!
Y él, abrazándola le decía:
¡Qué loco estaba!
Dejándote machacada a los pies de la vida:
¡Quiero tener tu garra,
Tu coraje y valentía!
¡Quiero ser tan madre como tú,
Quiero compartir cada hora del día!
Y unirme a tu descanso,
Y cansarme en tu medida,
Y envejecer juntos
Hasta el día de la partida.
Y es que hoy no vende,
Conservar el tesoro de ser familia.