Monición de entrada. Domingo 18 º t.o., Ciclo C


"Dijo uno del público a Jesús: “Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia”. Él le contestó: “Hombre, ¿Quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?”. Y dijo a la gente: “Mirad, guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, la vida no depende de sus bienes”. Y les propuso una parábola: “Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: “¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha”. Y se dijo: “Haré lo siguiente: derribaré los graneros, y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha”. Y entonces me diré a mí mismo: “Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años: Túmbate, come, bebe y date buena vida”. Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado ¿De quién será?”. Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios”.





DIÁLOGO

Natalia.- Cada domingo, en torno al altar, el Evangelio nos saca de la rutina. Con “La parábola del rico insensato”, Jesús quiere que pensemos un momento: ¿De qué está lleno nuestro corazón? La vanidad, la codicia, son poderosos peligros que nos alejan de Dios.

Pablo.- Jesús estaba hablando a sus discípulos, y se le agolparon a su alrededor miles de personas para escucharlo, y uno del público le dijo: “Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia”

Lucía.- Jesús, viendo la preocupación sólo por lo material de ese hombre le dijo: ¿Quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros? Mi abuelita dice que la verdadera justicia no es dar la mitad a cada uno, si no en repartir a cada uno lo que necesita para vivir dignamente.

Jorge.- Y Jesús les contó la parábola del rico que tuvo una gran cosecha, y aunque tenía de sobra para vivir, decidió derribar los graneros que tenía, para poder acumular mucho más grano.

Natalia.- ¡Jesús! Hay miles de personas que mueren cada día por no tener ni agua ni comida. ¿Por qué acumulamos las riquezas? ¿Por qué se tiran las cosechas para subir los precios? Si a unos les sobra y a otros les falta… ¡Algo no funciona en nuestra sociedad!

Pablo.- Acumular riquezas, nos quita nuestra libertad y nos hace insolidarios. Creemos que las poseemos, pero son las riquezas quien nos posee a nosotros. Somos sus esclavos

Lucía.- ¿A cambio de qué acumulamos riquezas? ¿Tal vez de quitarnos tiempo de estar con nuestros hijos, con nuestra familia? ¿O tal vez quitarte tiempo para ayudar a los demás?

Jorge.- La sociedad actual nos impone que tenemos que tener un piso más grande, un coche más potente, una televisión más moderna. ¿Realmente quiere endeudarte para toda la vida? ¿De quién te haces esclavo? ¿Realmente te sientes libre?

Natalia.- Cristo es tu meta. No dejes que la vanidad te ciegue. Corres el riesgo de alejarte de la paz espiritual, de la eucaristía, de la vida sin Jesús.

Pablo.- La codicia es una pesada cadena que te atrapa a las cosas materiales. Te hace insaciable y todo el que te rodea lo sientes como un enemigo, como un peligro para tus riquezas

Lucía.- ¿De qué te servirá tanta riqueza al final de tus días? ¿Quieres ser el más rico del cementerio? ¿Qué le vas a presentar a Dios,… lo rico que eres? ¡El sólo te preguntará si lo vistes en la calle sin comida, o en el hospital solo y enfermo, o de la mano de un huérfano!

Jorge.- La ambición crea violencia, y te puede hacer tan pobre que solo tengas dineros, pero sin ningún amigo verdadero en quien apoyarte. Jesús te invita a que le des sentido a tu vida, y que busques la verdadera justicia en el mundo que te rodea. ¡Aprende a ser rico ante Dios!