Diálogos desde el Evangelio. Domingo II de Adviento, ciclo C


Lectura del santo evangelio según san LUCAS 3,1-6
En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la Palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:
«Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios».
Palabra del Señor


DIALOGOS DESDE EL EVANGELIO
N: Amigo Jesús: Me encanta el comienzo del evangelio de hoy, porque el evangelista, con mucho acierto, coloca dentro de la historia universal el comienzo de tu aventura salvadora.

+Jesús: Ciertamente son personajes altisonantes los que nombra: Tiberio, el emperador; Poncio Pilato, el gobernador de Galilea; Herodes y sus hijos; Anás y Caifás, sumos sacerdotes. Todos ellos son personajes importantes, que vivieron en una época determinada. Son personajes históricos, como yo. Si cuando nací hubiesen existido los archivos, yo aparecería en ellos, incluso en el libro de bautismos administrados en el Jordán por mi primo Juan el Bautista.

N: Que digas eso, Maestro amigo, me llena de alegría. Nunca podríamos soñar tener un Dios tan cercano, tan igual a nosotros, de nuestra propia raza, tan divino y tan humano, al mismo tiempo. Lástima que para muchos la fiesta de tu encarnación y de tu nacimiento, la fiesta de Navidad, haya perdido su verdadero sentido y no se den cuenta de que eres el EMMANUEL, EL DIOS - CON - NOSOTROS.

+Jesús: Señal de que todavía tiene validez la Palabra enviada por el Padre Dios sobre mi pariente Juan. Él fue mi precursor y deseaba ardientemente que me recibieran bien.

N: Y empezó, como Tú, amigo Jesús, predicando la conversión. Es preciso mirar en otra dirección; hay que cambiar de rumbo, hacer añicos los falsos valores y plantar en el corazón los que corresponden a la persona, como hijos de mi Padre; los valores que ennoblecen al hombre y que llevan la fuerza transformadora del individuo y de la sociedad. Los valores que proceden del Padre Dios, como son: la verdad, la justicia, la paz y el AMOR.

+Jesús: Yo sigo viniendo, sigo buscando a mis hermanos; quiero encontrarme con ellos, con TODOS y me gusta hospedarme en corazones abiertos, en los que no haya caminos tortuosos; no quiero corazones torcidos, prefiero los corazones sencillos, sin doblez; corazones sin los montes del egoísmo, de la soberbia, del orgullo y de la prepotencia. Corazones que estén rellenos de capacidad de acogida, de cercanía, de comprensión y de amor a nuestro Padre común y todos los hermanos, especialmente a los más abandonados.

N: Jesús, amigo y Salvador mío, ayúdame a tener un corazón como a Tí te gusta.