DIÁLOGO
Irene.- “Dejad que los niños se acerquen a mí”. Jesús ama a los niños por su inocencia, por su bondad, por su corazón limpio sin pecado.
Lucía.- Corazones sin malicia, sin estar contaminados con la avaricia, con la soberbia o la codicia. Hay que tener el corazón de niño, para merecer el reino de Dios.
Jorge.- Los niños somos fruto del amor de nuestros padres, somos fruto del maravilloso proyecto de una entrega compartida.
Pablo.- Mama y papa apostaron por formar nuestra familia. Y para que esa unión se conservara para siempre, la sellaron con el amor.
Irene.- ¡Ya entiendo! Como Dios es puro amor, pusieron a Dios en el centro de sus vidas, como el sello de unión de la familia.
Lucía.- El conservar la unidad con Dios, te enseña a perdonar, a no creerte superior a los demás, a cuidar del otro cuando lo sientas triste o decaído.
Jorge.- Jesús te enseña a tener fortaleza, a tener paciencia, a sembrar la paz y el respeto. ¿Pero, qué ocurre si nos apartamos de Dios?
Pablo.- Te vuelves inseguro, dejas de creer en tí mismo, se tambalea la felicidad, o puede llegar la violencia y la falta de respeto.
Irene.- ¡La sociedad está sumergida en la vida “Zapping”! Es como ver la tele, y cada tres minutos cambias de programa.
Lucía.- No te sientes satisfecho con nada. Nada te llena. El vestido que hoy te gusta, mañana te disgusta. Visitas páginas de Internet buscando como loco algo que te ilusione.
Jorge.- ¡Cambiar, cambiar, cambiar! Sin llegar a saborear lo que tienes cerca, sin apreciar lo maravillosa que es tu mujer o tu marido y tus hijos.
Pablo.- Jesús hoy nos advierte de esas vidas rotas, que tanto daña a las familias. ¡Jesús da sentido a tu vida, nunca lo abandones! ¡Hay tanto por hacer, tanto por compartir, tanto por amar! No dejes que la vida “Zapping” te atrape. ¡Ama hasta que te duela el corazón!