Hacia Dios por los caminos de la Biblia, nº 46


El diluvio (j). La Alianza (4). 

P: He aprovechado esta semana para leer, de nuevo Gn. 9, donde se encuentra todo lo de la alianza universal que Dios hace con Noé, y, te lo digo sinceramente, he gozado. 

R: De lo cual yo me alegro porque eso es señal inconfundible de que ahí ha estado soplando el Espíritu Santo. Pongo aquí, como ya te dije el día pasado, el pasaje donde el autor sagrado nombra varias veces el arco iris: 

“Y Dios añadió: esta es la señal de la alianza que establezco con vosotros y con todos los que viven con vosotros, para todas las generaciones: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi alianza con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra aparecerá en las nubes el arco y recordaré mi alianza con vosotros y con todos los animales, y el diluvio no volverá a destruir a los vivientes. Aparecerá mi arco en las nubes y, al verlo, recordaré la alianza perpetua entre Dios y todos los seres vivientes, todas las criaturas que existen sobre la tierra”. Aún dijo Dios a Noé: esta es la señal de la alianza que establezco con toda criatura que existe sobre la tierra”. 


Como ves, con esta alianza surge una nueva era; como una nueva creación. Y esta nueva era empieza con la bendición de Dios; bendición que restablece el orden y la armonía de la creación; Dios sella, con el arco, una paz duradera con la raza humana y con todos los seres vivientes. 

P: Sublime y esperanzador este pasaje de la alianza. Dios no quiere el pecado ni romper definitivamente con la creación, y, yo diría, que menos aún con sus hijos, que son todos los que formamos la raza humana. A mí me ha impresionado mucho el hecho de que Dios ponga en el cielo el arco iris, no para que nosotros nos acordemos de Él, sino para que Él se acuerde del pacto que hizo con nosotros. 

R: Así nos quiere Dios.