Se le acercaron a Jesús los hijos del Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: “Maestro, queremos que hagas lo que vamos a pedir”. Les preguntó: “¿Qué queréis que haga por vosotros?”. Contestaron: “Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda“. Jesús replicó: “No sabéis lo que pedís ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?”. Contestaron: “Lo somos”. Jesús les dijo: “El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizareis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado”.
Los otros diez, al oír esto se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo: “Sabéis que los que son reconocidos como Jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprime. Vosotros nada de eso: el que quiere ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y a dar su vida en rescate por todos”.
DIÁLOGO
Juan.- “El que quiera ser el más grande, que sea vuestro servidor”. Jesús hoy da un toque a los ambiciosos de poder. ¡Jesús no mira tú fachada, premia al que ayuda más a los demás!
Ana.- Santiago y Juan, los hijos del Zebedeo, quisieron ponerse una medallita, para salir en la foto, y le pidieron un buen sitio a Jesús para ellos. ¡Se creían los más importantes!
Jorge.- El que se pone medallas es para taparse las manchas negras de su corazón, las manchas de la envidia, del egoísmo, de la pereza, de la falta de amor.
Triana.- ¡A Jesús no se le puede engañar! Valora el cansancio de tus brazos cuando ayudas a los demás, en la dulce mirada del anciano, en la dura vida de las familias rotas.
Juan.- Jesús, ¿qué quiere decir eso de “beber de tu cáliz”?
Ana.- El cáliz es la copa: ¡pues querrá decir que nos apuntemos sólo a las fiestas!
Jorge.- ¡Qué graciosillo eres! Mi abuelita dice que para un judío, el cáliz era como el destino o el futuro de una persona.
Triana.- Si bebes de su copa, es porque quieres compartir su destino. Y el destino de Jesús era la entrega de su vida por todos nosotros.
Juan.- ¡Jesús! Para beber de tu cáliz, debo vivir tu mensaje de entrega a los demás. Para vivir tu mensaje necesito de tus palabras ¡necesito hablar contigo!
Ana.- ¡Pues manos a la obra! Hay que empezar hoy mismo, y empezar en casa: ¡haciéndome la señal de la cruz al levantarme y al acostarme! Voy a intentar no ser caprichoso en casa, y respetar a mis padres.
Jorge.- Otro momento importante, a la hora de comer, dando gracias a Dios por la comida de ese día, ¡Aunque sean habichuelas! Y pidiendo por los que no tiene nada para comer.
Triana.- Hay gente que no viene a la iglesia. ¡Si es porque ya se lo saben todo! Jesús les dice: “No os lo guardéis para vosotros solos”. El amor es como los músculos, si no lo usas, desaparece. ¡VEN A LA PARROQUIA, QUEDA MUCHO POR HACER!