N: Amigo Jesús: Me encanta verte en una boda, compartiendo la alegría de los grandes acontecimientos de la familia y especialmente de los novios.
*Jesús: La verdad es que me alegró el detalle que tuvieron de invitarme juntamente con mis discípulos. Allí se encontraba también mi Madre. Era una familia conocida, con la que teníamos una buena amistad. Eso sí; no era una boda de famosos.
N: Pero se ha hecho famosa a lo largo de los tiempos. También me da alegría ver allí a tu Madre, María, y, sobre todo, la intervención que tuvo como mediadora, al ver el aprieto en que se encontraban los novios y sus familiares.
*Jesús: Ciertamente mi Madre es muy observadora y muy pronto siente como propios los problemas de los demás. Por otra parte, tenía confianza en mí y por eso me comunicó el problema.
N: Bueno, amigo Jesús; dos cosas: 1º: ¿tanta importancia tenía la falta del vino? Y 2º: ¿Por qué con-testaste a tu Madre tan fríamente?
*Jesús: En cuanto a la primera pregunta te contesto diciendo que el vino es esencial en un banquete de bodas. Pero, además, en nuestra cultura el vino es signo de prosperidad (bendición de Dios) y significa el amor y la alegría, la amistad y, en general, para ahorrar tiempo, todo gozo que se disfruta en la tierra. Carecer de vino significaba estar privado de todos esos bienes, y no ser objeto de la bendición de Dios.
N: Bueno, ¿y la segunda pregunta?
*Jesús: Ah, es verdad, se me había olvidado. La contestación a mi Madre. En realidad no fue tan fría como dicen. Yo me coloqué en otro plano. “Mi hora” era la hora de la entrega, la hora de la pasión, la hora de mi muerte. Y también la hora de mi glorificación: la resurrección.
Fíjate, amigo N, que mi Madre sigue confiando en mí y dice a los criados que “hagan lo que yo les diga”.
N: Y hubo vino abundante y buenísimo. Y hubo alegría, fiesta grande, amistad, bendición de Dios, y, además tus discípulos creyeron en ti.
*Jesús: Se dio el paso de la antigua Alianza:-de la escasez- a la Nueva Alianza: -la abundancia y la amistad con el Dios-.