JESÚS, RECHAZADO EN NAZARET
Comenzó Jesús a decir en la sinagoga: “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír”. Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían”¿No es éste el hijo de José? Y Jesús les dijo: “Sin duda me recitaréis aquel refrán: “Médico, cúrate a ti mismo”: haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún”. Y añadió: “Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías mas que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del Profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado más que Naamán, el sirio”. Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, le empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.
DIÁLOGO
Triana.- En el evangelio de hoy, Jesús se encuentra en la sinagoga de Nazaret, en su tierra, entre sus parientes, entre su gente, leyendo las escrituras. Todos sabían de las maravillas que había hecho en Cafarnaún.
Fernando.- Y decían: “¿No es este el hijo de José?” ¡Sí! ¡La envidia les cegó su corazón! El hijo de un simple carpintero no podía ser superior a ellos. ¡No podía estar tan cerca de Dios!
Ana.- La gente buena “no está de moda”. La gente comprometida con Dios "incomoda”. La gente que te recuerda que amar es cosa de todos “molesta” ¡Hay que empujarlas fuera de nuestras vidas!
Irene.- Eso quisieron hacer con Jesús, lo quisieron empujar por el despeñadero del monte “El Gebel el Gafse”, de unos trescientos metros de altura.
Triana.- Jesús se abrió paso entre la gente y se alejó. Su firmeza, su compromiso de proclamar el “Nuevo Reino”, era más fuerte que el vocerío de unos pocos.
Fernando.- ¿Cómo valoramos el esfuerzo de nuestros padres por educarnos? ¿Les hacemos más caso al vocerío de los amigos o al buen consejo de nuestros padres?
Ana.- ¿Cómo valoráis vosotros los padres el día a día de vuestros hijos? ¿Os Incomodan? ¿Los animáis? ¿Intentáis que la casa sea un lugar confortable donde se puede dialogar? ¿O todo son quejas y reproches?
Irene.- ¿Qué sentís cuando se habla de Jesús? ¿Lo amáis? ¿Qué es para vosotros la Eucaristía? ¿Empujáis a Jesús lejos de vuestras vidas?
Triana.- San Pablo, en su carta a los Corintios, nos deja la más hermosa definición del Amor. ¡Recuerda! Si eres capaz de amar como él dice ¡es porque tienes al mismo Dios dentro de Ti!
Fernando.- Amar es no sentir nunca cansancio en la ayuda los demás, es llevar la sonrisa al triste.
Ana.- Amar es enterrar el orgullo, la envidia, el egoísmo, bajo la losa del perdón, de la entrega, del consuelo a los enfermos.
Irene.- Amar es seguir luchando después del fracaso, es poner en práctica cada palabras que Jesús te susurra en el Evangelio. ¡Si amas sentirás la acaricia de Dios! ¡Amar y nada más!