JESÚS ES EL ENVIADO DE DIOS, EL UNGIDO
Ilustre Teófilo: Muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han verificado entre nosotros, siguiendo las tradiciones transmitidas por los que primero fueron testigos oculares y luego predicadores de la Palabra. Yo también, después de comprobarlo todo exactamente desde el principio, he resuelto escribírtelos por su orden, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea, con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba e las sinagogas y todos lo alababan. Fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor”.
Y enrollando el libro, lo devolvió al que ayudaba, y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: “Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír”
DIÁLOGO
Triana.- Buenos días a todos. Este domingo, Jesús nos recuerda lo importante que es guardar al menos un día de la semana para aprender a amar. Los judíos guardaban el sábado. Nosotros los cristianos reservamos el domingo para Dios.
Fernando.- ¡Recordad bien! Nosotros nos ponemos en contacto con Dios en la Oración. Él se pone en contacto con nosotros cada vez que leemos su Palabra ¡En sus Evangelios!
Ana.- El Domingo es el día de la familia cristiana, que se reúne en torno al altar, para rezar juntos, para pedir juntos por la paz y dar gracias por el regalo de “la vida”.
Irene.- ¡Aprovechad el domingo para perdonaros!: a veces metemos la pata. El domingo es un buen momento para comenzar de nuevo o para decir un “Te quiero”.
Triana.- Jesús, en la sinagoga, descubre a todos que ¡Él es el Ungido, el Enviado de Dios para anunciar el evangelio!
Fernando.- Ya sabéis, el ungido es la persona que está marcada con un sello especial, el sello de Dios. Nosotros lo recibimos en el Bautismo, en la Confirmación.
Ana.- ¿ Entonces, ¿yo soy importante para Dios? ¿Dios se fija en mí?
Irene.- ¡Claro que sí! Tú eres muy importante para Dios, por eso tú debes de amar tanto como Él te ama.
Triana.- Tanto nos ama, que todos nosotros formamos parte del cuerpo de Cristo. Cada uno de nosotros somos un miembro, unidos en la Iglesia.
Fernando.- ¡Yo quiero ser las manos del cuerpo, para poder levantar a las personas que caen en la enfermedad o en la tristeza!
Ana.- ¡Yo quiero ser la boca del cuerpo para poder llevar el mensaje de Jesús a todo el mundo, pero una boca con una gran sonrisa que reparta esperanza!
Irene.- ¿ Y tú? ¿Que parte del cuerpo quieres ser? ¡La parroquia también es tuya! Queremos una parroquia alegre, viva. Cáritas y Manos Unidas necesitan gente como Tú. ¡Y no lo dejes para mañana! Si no tienes tiempo para amar, ¿cómo vas a ser feliz?