Lectura del santo evangelio según S. Juan 1,29 34
En aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: "Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo dije: "Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo." Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel."
Y Juan dio testimonio diciendo: "He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo." Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios."
DIÁLOGO
N: Mi querido amigo Jesús: he leído el Evangelios y te digo la verdad. No he entendido mucho eso de que te llame Juan bautista “el cordero de Dios”.
+Jesús: Verás cómo sí sabes el significado de esa presentación que hizo de mí Juan el Bautista. Tanto el Bautista como mi discípulo más joven, Juan, autor del 4º Evangelio, conocían muy bien y recordaban siempre emocionados, la importancia que tuvo comer el cordero sacrificado en la noche de la liberación de Egipto.
N: Ya recuerdo. Salía en la película “Los diez mandamientos” y alguna vez lo he leído en la Biblia, en el libro del Éxodo.
+Jesús: Fue en la primera Pascua; la Pascua de la Antigua Alianza. Los que señalaron las jambas de las puertas con la sangre del cordero y comieron su carne, se salvaron de la esclavitud y de la muerte y a continuación empezaron el, no siempre fácil, camino de la libertad.
N: ¿Y qué es la pascua?
+Jesús: Como no tenemos mucho tiempo, te lo voy a explicar esquemáticamente. La palabra “Pascua” significa “paso”. Para nosotros, los creyentes, la PASCUA ES EL PASO:
- De la muerte a la vida
- Del pecado a la gracia
- De la esclavitud a la libertad
N. Ya sé, querido Maestro. Tú eres el Cordero de Dios porque, con tu muerte y tu resurrección, has realizado todo eso en nosotros. Sacrificado como el Cordero Pascual de la Nueva Alianza, has logrado nuestra Salvación radical, (desde la raíz), hasta hacernos “hijos adoptivos de Dios”.
+Jesús: Muy bien, mi querido amigo, veo que has entendido ya este evangelio.
N: Tengo una pregunta más: que eres el “Hijo de Dios” nunca lo he puesto en duda. Mi pregunta es eso de “quitar el pecado del mundo”.
+Jesús: Sí, Nadie niega la existencia del mal en el mundo. Aparte del mal que podemos hacer individualmente a otros, existe lo que se llama el pecado social.
N: Maestro amigo: ¿y qué es el pecado social?
+Jesús: Es el que produce males colectivos y es consecuencia de una sociedad injustamente montada, egoísta, rica y que está gozando con los bienes que roba a los desheredados. Piensa en el mundo del hambre; la cantidad de niños que mueren porque carecen de lo estrictamente necesario para vivir. Piensa en los niños de la calle; en los que son utilizados para la guerra. Piensa en el número creciente de parados, por causa de la crisis. Piensa en el caso de Haití, que, según informan los medios de comunicación social, se encentra en una situación mucho peor que cuando tuvo lugar la desgracia.
N: Es verdad, amigo Jesús. Mientras hablabas, me has hecho pensar en todo lo que montamos con motivo de las fiestas de Navidad. La facilidad con que los medios de propaganda nos llevan a gastar más de la cuenta, sin acordarnos de los que, a lo largo de su vida, están siendo víctimas de los que estamos en el Norte, en la sociedad de la abundancia.
+Jesús: También hay otros que los tenemos más cerca y se pasa de ellos.