Monición de entrada. Domingo 2º del T.O., Ciclo “A”, JESÚS Y LOS DISCÍPULOS DE JUAN

Al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: “Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo dije: tras de mí, viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo. Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel”. Y Juan dio testimonio diciendo: “He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma y se posó sobre Él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre el que veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo”. Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios”. (Jn. 1, 29-34)

DIÁLOGO

Jorge.- Una vez concluido el tiempo de Navidad, comenzamos el tiempo Ordinario, en el que los Evangelios nos narran la “Vida Pública de Jesús”.

Natalia.- Recordad que Juan el Bautista preparó el camino al Señor y los seguidores de Juan quedaron un poco confundidos al aparecer Jesús en el Jordán.

Lucía.- Juan había terminado su misión y le puso a sus discípulos las cosas claras. Señalando a Jesús les dijo: “Éste es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.

Pablo.- Juan fue testigo de Jesús y de sus primeras palabras, y dio testimonio de Él. ¡Vio descender al mismo Espíritu Santo que bajaba sobre Jesús!

Jorge.- ¡Dar testimonio de Jesús! Esa es nuestra misión. Sembrar al mundo la esperanza de la salvación: ¡de que un día llegaremos a ser abrazados por Jesús!

Natalia.- Muchos discípulos de Juan siguieron a Jesús. ¿Pero por qué le llama Cordero de Dios? ¿Qué quiere decir eso?

Lucía.- Antiguamente, para pedir perdón por los pecados cometidos, utilizaban animales como ofrenda a Dios, y los sacrificaban derramando su sangre en un altar.

Pablo.- ¿Recuerdas el relato de Adán y Eva? Quiere decir que la soberbia, el orgullo, la ambición por ser como un dios, alejó al hombre de Dios, que lo había creado todo.

Jorge.- Para salvarnos de ese pecado original, que nos había separado de Dios, nos envió a su Hijo Jesús, como “Cordero de Dios”, y dio su sangre y su vida en la cruz, para el perdón de nuestros pecados.

Natalia.- Jesús, al resucitar, venció a la muerte, y nos devolvió la amistad con Dios. ¡Desde entonces volvemos a tener el camino abierto para llegar a Él!

Lucía.- Cada día y cada domingo en el Eucaristía, recordamos ese sacrificio en el altar. Por eso, tu amor a Dios ¡no puede acabar el día de tu Primera Comunión!: es el primer día, no el último.

Pablo.- ¡Ya sabes! Solo si vives con amor llegarás a Dios. ¡Y haz como Juan el Bautista, prepara el camino al Señor, y no te lo guardes para ti sol@!: Llévalo a tu casa, a tus amigos, a tu colegio, para vivirlo en comunidad.