Dijo Jesús a la gente: “El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder, y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas, que al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra. El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda la clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. “¿Entendéis bien todo esto?”. Ellos le contestaron: “Sí”. Él les dijo: “Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo”.
DIÁLOGO
Lucía.- Jesús continúa presentándonos el Reino de Dios, mediante las parábolas. En la de El Tesoro Escondido, nos muestra las personas que sin buscar a Dios, un buen día, escucha su llamada.
Jorge.- También, personas que, se han quedado atrapadas en los ritos de la iglesia, sin buscar el verdadero encuentro con Dios, como algunos cofrades atraídos por el folclore, o personas que van a Misa por cumplir.
Pablo.- O van a la catequesis porque toca ir, sin interés de conocer al verdadero Jesús. O de algunas Bodas, que utilizan la ceremonia religiosa por su vistosidad. ¡Pero Jesús, en cualquier instante, se les puede hacer presente!
Agustín.- Y te atrapará en el más maravilloso encuentro de amor. Comenzarás a darle sentido a tu vida, y te convertirás en el instrumento de su Mensaje de Paz y Esperanza.
Lucía.- Dejarás todas las cosas inútiles que te rodean y no te hacen feliz. ¡Todo por estar junto a Él! ¡Y quién sabe, si serás un Misionero, o religiosa, o un cura, al servicio de Dios!
Jorge.- En la parábola de El Mercader de Perlas, el encuentro con Dios no es casual. Se refiere a las personas que buscan a Dios, al verdadero Dios, no al que algunos políticos presentan.
Pablo.- ¡Hay que tener cuidado! Algunas personas pretender suplantar a Dios, presentándose como la solución del mundo, queriendo incluso quitarnos a Jesús de nuestras vidas.
Agustín.- Ya sabes, haz como el mercader de perlas: “Una vez que encuentres a Jesús, no te lo dejes arrebatar”. ¡Sé valiente! Consérvalo en tu corazón, y Él te guardará un sitio en su Reino.
Lucía.- Ese tesoro maravilloso lo tenemos que sembrar en la tierra. A Jesús debemos de empezar a disfrutarlo ahora, en cada instante de la vida. Ser semilla en la tierra, y crecer para el cielo.
Jorge.- En la parábola de La Red del Pescador, nos habla del final de los tiempos, donde se medirá la cantidad de amor que has derrochado en tu entrega por los demás.
Pablo.- Si Jesús no es un tesoro para ti: ¡Revisa tu vida! Si Jesús no está presente en tu forma de actuar: ¡Revisa tu vida! Si no amas, si no das fruto: ¡Revisa tu vida!
Agustín.- ¡Recuerda!: Jesús, fue la semilla que murió en el árbol de la Cruz, donde se entregó por todos nosotros, venciendo a la muerte, dando el fruto de su Resurrección, preparando la nuestra, para el día del Juicio ante Dios.