Llegó Jesús a la región de Cesárea de Filipo y preguntaba a sus apóstoles: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Ellos contestaron: “Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas”. Él les preguntó: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. Simón Pedro, tomó la palabra y dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Jesús le respondió: “Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo”. Ahora te digo yo: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder del infierno ni la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo desates en la tierra, quedará atado en el cielo”. Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.
DIÁLOGO
Jorge.- ¿Quién decís que soy yo? ¡Qué pregunta tan importante nos hace hoy Jesús! Según la respuesta que demos cada uno, marcará nuestra propia vida, y nuestro amor por Jesús.
Pablo.- Jesús se alejó con sus discípulos, necesitaba un ambiente alejado de la bulla diaria. ¡Ya sabes, Jesús nos habla en la intimidad, pero su mensaje se comparte en la comunidad! Les preguntó, quién decía la gente que era el Hijo del Hombre
Lucía.- Los discípulos comentaron: “que si un profeta, que si Juan el Bautista”. Pero lo que a Jesús le importaba realmente era, lo que pensaban ellos.
Juan.- Simón (= que significa complacencia), el discípulo más tozudo, el más inconformista, o como diría mi madre: el más “borricote”, pero el más comprometido, se hizo portavoz de todos.
Jorge.- Y le dijo a Jesús: “Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo”. La respuesta tuvo que dejar un silencio en el ambiente; ¡fue el mismo Padre Dios quien lo puso en su boca!
Pablo.- Quizás el mismo Simón, quedó sorprendido por sus palabras, pero más sorprendente era la misión que Jesús le iba a encargar.
Lucía.- Un encargo que le cambiaría su vida, empezando por su nombre: ¡Ya no sería Simón, sino Pedro (Kephas=Piedra)! Como la piedra que sostenía el templo de Augusto de la región de Cesárea de Filipo, a la que se habían acercado.
Juan.- Pedro sería la piedra donde se asentaría la futura comunidad de Cristo: La Iglesia, nuestra iglesia, por la que tanto tenemos que trabajar.
Jorge.- Una iglesia cercana a los más pobres, a los más abandonados por la sociedad egoísta y consumista. Pero una Iglesia Unida, por el trabajo de todos los creyentes en Jesús.
Pablo.- Pedro fue el primer Papa, el primer jefe de la Iglesia, es decir: ¡El primer servidor de todos! Su vida, ya no era suya, era un instrumento de Jesús, un instrumento del amor de Dios.
Lucía.- La JMJ (Jornada Mundial de la Juventud) reúne a más de un millón y medio de jóvenes católicos de los cinco continentes, donde el Papa, la cabeza visible de la Iglesia, es el punto de unión con Dios.
Juan.- Esta es la Iglesia que Cristo encomendó a Pedro: Ilusionante, trabajadora, comprometida y orgullosa de entregar su vida por los demás. ¡Que no te callen! ¡Y lleva bien alta la cruz, donde murió Jesús, para resucitar en cada corazón!