Creación de la mujer: Gn. 2,19-25
P: Aunque ya lo había hecho otras veces, he leído con atención el pasaje de la creación de la mujer. Francamente me ha gustado cómo el mismo Dios detecta la soledad del hombre y decide darle una compañera. “No es bueno que el hombre esté solo, voy a hacerle una ayuda semejante a él”. Gn. 2, 18), pero me he quedado perplejo al ver la forma cómo Dios actúa en esta ocasión. ¿Otra vez estamos con los mitos?
R: Pues sí. No creo que tomes todo eso al pie de la letra. Es verdad que para Dios nada hay imposible, pero esta narración es netamente mítica. Como ves, Dios aparece como un cirujano. Lo que hace primero es anestesiar al hombre y le saca la costilla con la que formará el cuerpo de la mujer.
P: Bueno, pero eso no sería así ¿verdad?
R: Pues ¡¡claro que no!!. Es una forma gráfica de expresar cómo la mujer es complemento integral del hombre.
P: Bien, y yo pregunto: ¿por qué la costilla y no otro miembro cualquiera?
R: Sobre esto hay infinidad de hipótesis: unos apelan al talante de los antiguos que creían que los hombres solo tienen costillas hasta la mitad del tórax porque el resto lo utilizó Dios para crear a la mujer. Otros alegan la cercanía de la costilla al corazón. Hoy la mayor parte se inclinan por resaltar la igual dignidad de la mujer y el hombre. De esa forma echaba por tierra la equivocada pero extendida creencia de que la mujer no es compañera del hombre sino sierva.
P: Así se explica uno lo que dijo Adán, al ver a la mujer: “esto sí es carne de mi carne y huesos de mis huesos”.(Gn. 2, 23), y esto fue a continuación de que pasaran delante de Adán todos los animales a quienes impuso el nombre. Creo que en este pasaje lo que intenta el autor sagrado es mostrar que la mujer es por naturaleza igual que el hombre y, por consiguiente, tiene la misma dignidad que el varón, ¿no es así?
R: Así es. Por lo menos eso es lo que se desprende del texto. La mujer no es inferior al hombre, como se ha creído durante siglos en diferentes pueblos y culturas.
P: Bueno, amigo: y ¿no crees que todavía la mujer no es valorada como el hombre, en muchos ambientes, en muchas circunstancias y en bastantes campos de la sociedad?
R: Llevas toda la razón. Yo diría más: en nuestra misma iglesia todavía la mujer no es reconocida como portadora de los mismos derechos que el hombre. Se han dado algunos pasitos, pero cuesta mucho trabajo dejar a la mujer que ejerza su participación, por el bautismo, en el sacerdocio de Cristo.
P: Ese es un buen tema para tratarlo entre nosotras.