La pareja humana
P: Viendo estos dos relatos de la creación de la mujer y del hombre, hemos creído muy necesario que nos ayudes a reflexionar sobre la pareja humana en el plan de Dios, ya que uno de los problemas que encontramos en nuestra sociedad es la facilidad con que se rompen las parejas. He dicho: “hemos creído necesario” porque somos un grupito que nos gusta comentar nuestra hoja parroquial La Cabria.
R: Eso está muy bien. Quisiera contestaros con claridad y con acierto. Recuerdo haber leído que en una comunidad parroquial trataron este tema y se plantearon si uno de los miembros de la pareja era superior al otro. Entonces tomó la palabra una anciana y dijo: “La pareja humana es como un par de zapatos. No se pone uno sin el otro. Si no son dos más vale andar descalzos, y además, ningún zapato es mayor o mejor, se cuidan igual, tienen que ser iguales. Tampoco se pueden cambiar, el derecho no es izquierdo, ni el izquierdo derecho. Si me equivoco al ponérmelos, me lastiman. Así el varón no es mujer, la mujer no es varón, los dos son distintos pero los dos forman un par y son iguales”.
P: Vaya ancianita sabia, ¿verdad?
R: Los años dan la sabiduría de la experiencia, pero sigamos con lo nuestro. Hemos visto cómo Dios actúa directamente en la formación de la pareja humana: “hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; a imagen de Dios los creó; macho y hembra los creó”.Veíamos también en el segundo relato de la creación cómo Dios libera al hombre de la soledad, dándole un ser semejante a él para que lo ayude”.Y en el mismo relato nos dice: Por eso el hombre dejará a sus padres y se unirá a su mujer y serán como un solo ser”.
P: Los textos son clarísimos, pero ¿no es verdad que eso de vivir juntos, de compartir la vida, de soportarse o más bien, de quererse no es una tarea fácil?
R: Eso es cierto. Pero no es imposible. Encontraremos dificultades en todos los aspectos de la vida, pero en el caso de la pareja humana, como en los demás aspectos de la convivencia, solo hay una fuerza que la mantiene, que hace posible la convivencia fiel, sana, duradera, fecunda y gratificante. Es esa especie de utopía del amor, que siempre ha sido y sigue siendo una fuerza motriz para toda la humanidad.
P: Eso decíamos: que cuando falta el amor se rompen los lazos de la unidad. Estuvimos comentando eso de la ayuda de la mujer al hombre, pero ¿es que la mujer no necesita ayuda?
R: En el contexto la ayuda de la mujer aparece en relación con la soledad del hombre antes de la creación de la mujer. Cuando el Antiguo Testamento afirma que la mujer es la ayuda del hombre, su significado es de una gran profundidad. Esta "ayuda" se traduce en roca firme en la que apoyarse, luz que ilumina, escudo que defiende, auxilio en quien confiar, fortaleza de los débiles, escucha atenta y cariñosa. Y, por supuesto, si la pareja son como un solo ser, la ayuda siempre será mutua.
P: Así se entiende mejor. Gracias por todo.