Proclamaba Juan: “Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco ni agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero Él os bautizará con Espíritu Santo”. Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea, a que Juan lo Bautizara en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia Él como una paloma. Se oyó una voz del cielo: “Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto”.
DIÁLOGO
Pablo.- Tras treinta años de acompañar a su familia, en Nazaret, Jesús comenzó su vida pública en el rio Jordán, donde su pariente Juan, bautizaba con agua.
Lucía.- Juan, llamado el Bautista, hijo de Zacarías, un sacerdote judío de Jerusalén, se había retirado al desierto, para llevar una vida sencilla.
Jorge.- Animaba a la gente a convertirse y alejarse de la vida egoísta en la que vivían. Y en esa fila de pecadores, Jesús quiso ser bautizado por Juan el Bautista.
Ana.- ¡Pero no te confundas!: “Jesús no necesitaba del perdón del Bautista”, fue otra demostración de la humildad, con la que hay que acercarse a Dios.
Pablo.- Con su nacimiento en un pesebre, nos recordó, que: ¡El amor, debe de ir de la mano de la humildad y de la sencillez! Bien lejos del orgullo y la soberbia.
Lucía.- El comienzo de la historia maravillosa de Jesús, en el Jordán, fue presentada, por el mismo Padre Dios.
Jorge.- Desde el cielo rasgado, el Espíritu de Dios, planeaba como una paloma sobre las aguas, y una voz del cielo decía: “Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto”
Ana.- La grandeza de Dios, quiso presentar a Jesús entre la gente del pueblo, cercano a los deprimidos y desconsolados, a quien más tarde, le entregaría su mensaje de esperanza.
Pablo.- Recuerda: Juan bautizaba con agua, para perdonar los pecados. ¡Jesús fue presentado por Dios, como Hijo suyo, como el enviado, a quien debíamos de seguir!
Lucía.- Jesús dio su vida por nosotros, en la cruz, y al resucitar venció a la muerte, y a nosotros nos reconcilió con Dios.
Jorge.- Gracias a su resurrección, y mediante nuestro Bautismo, comenzamos a ser miembros del Reino de Dios, donde nos encontramos abrazados por su amor.
Ana.- Después de su presencia en el Jordán, Jesús se retiró al desierto, para orar con Dios Padre, y preparar la enseñanza de su Mensaje, de esperanza, de justicia y de amor.