Hacia Dios por los caminos de la Biblia, nº 13

EL MITO DEL PARAÍSO

P: La Biblia nos presenta al hombre y a la mujer en un lugar delicioso. Allí en el paraíso nos dice la Biblia que Dios los puso, para que vivieran en gratuidad, en paz y armonía con la naturaleza entera, con los animales, con ellos mismos y con Dios, su creador.

¿Existió realmente el paraíso?. ¿Se tratará del deseo de felicidad total que tiene todo ser humano? ¿Qué significado tienen el árbol de la vida y el del conocimiento del bien y del mal?

R: Buenas y acertadas preguntas, que trataré de contestar en varias sesiones, pues necesitan un espacio que aquí no tenemos.

Al leer este pasaje se ve también la influencia de los mitos babilónicos, pero no es caso de entrar en detalles. Solo leyendo el texto notamos cómo el Dios que todo lo creó con la fuerza de su Palabra; el Dios alfarero, que modeló al hombre con el barro de la tierra; el Dios cirujano, que con una sencilla operación extirpa una costilla a Adán, con la que forma la mujer, se convierte ahora en un hortelano, en un jardinero: Dios es el que planta los árboles; cuya contemplación deleita los sentidos, causan admiración y alegría; suscitan el gusto por lo bello, elevan el espíritu, siembran en el alma la serenidad, al dejarse mecer por la brisa vespertina…Pero, además hay árboles cuyos frutos son buenos, que deleitan el paladar.

P: Permíteme que vuelva a pregun-tarte: ¿todo esto fue así?

R: No. Así fue como se lo figuró el autor sagrado. Creo que el autor sagrado vio en el paraíso el plan de Dios sobre el hombre. Dios quiere que los seres humanos, el hombre y la mujer de todos los tiempos sean felices. De hecho el amor de Dios, que se refleja en todos estos relatos, se ha manifestado en su Hijo Jesús.

P: Entonces, cuando tenemos experiencia de que Dios nos quiere y nos amamos unos a otros ¿estamos ya gozando de las delicias del paraíso?.

R: ¡¡Muy bien dicho!!. Para los cristianos el verdadero paraíso es Jesús resucitado, la Vida que vence a la muerte. Por eso la teología no coloca el paraíso al principio de la creación, sino como meta. Adelantamos el paraíso cuando intensificamos el diálogo con Dios. y nos queremos como hermanos. Hace falta una actitud de vida que no pacte con el mal.

P: Siendo así, el paraíso no es un sueño; sino que se hace realidad en la medida en que nos dejamos llevar por la fuerza del amor.

R: Exactamente. Seguiremos el próximo día