Al pensar en DIOS TRINO y plantearte la necesidad de dar una respuesta de la fe que confesamos, se agolpan en la cabeza infinidad de momentos en los que alguien te espeta en plan burlesco: “Anda y le comes el coco a las pobres beatas con el tema de Dios”. Y tienen la osadía de pedir, incluso, que le demuestres su existencia y uno se siente cortado al ver que es ALGO que no se puede demostrar. Es más, si intentas hacerlo y logras encontrar unos argumentos que medio puedan convencer, si es que no han vivido el encuentro con Él, no van a entender nada.
Pero claro, se trataría de tener la misma cara dura y devolverle la misma moneda: “Demuéstrame que no existe y que es mentira lo que yo he vivido”.
De todas formas, no vamos a entrar en discusiones de lo que es y lo que no es Dios con argumentos matemáticos o metafísicos, pues sería tan absurdo como el ponernos a demostrar que es de día en medio de un sol radiante o de intentar hacer gozar a un ciego de la visión de los colores de un bosque en otoño.
Dios no es una fórmula mágica, ni un teorema matemático, ni un objeto que se puede encasillar en un concepto, ni en una definición… porque Dios es inabarcable, indefinible, incontrolable…
Dios no es un ser etéreo que puede confundirse con cualquier fuerza, energía o aliento de lo que sea, como puede ser el viento, el aroma de la tierra, la luz del sol o de las estrellas… porque Dios es quien le da vida a todo eso y hace que SEAN.
Dios no es una especie de fantasma que anda aterrorizando a los hombres para tener acobardado a todo el mundo y que para ello nos somete a torturas, como es la enfermedad, las catástrofes naturales, las guerras, las grandes tragedias… con lo que el terror se impone como norma de relación y la ofrenda de sacrificios es lo único que lo aplaca… ¡Lejos de ser así: un Dios sediento de sangre y dolor!
+ Dios es EL AMOR que vive en la alegría, en la sonrisa, en la armonía en la felicidad del encuentro, de la comprensión, de la lucha compartida, en el diálogo que escucha y comprende, en la ternura que hace suya la alegría y el dolor del otro y se com-padece…
+ Dios es LA PAZ que llena el corazón y lo ilumina después de haber cumplido con la obligación de construir un mundo mejor; es LA PAZ que hace sonreír de alegría, porque nada de lo que existe te acusa, porque no te sientes enemigo de nada ni de nadie, porque no te has aprovechado ni has utilizado a nadie, porque la única deuda que tienes con el mundo y el universo es la del AMOR, de lo que nunca te sentirás satisfecho de haber amado lo suficiente.
+ Dios es LA JUSTICIA que hace que te sientas parte viva de este mundo y no admites, por principio, que pueda haber algo y, menos aún alguien, que pueda sentirse excluido, minusvalorado o despreciado y se le nieguen los derechos que tiene a vivir y desarrollar en plenitud su dignidad de persona. Es la justicia que nos hace a todos grandes por ser imagen y semejanza SUYA.
+ Dios es LA VERDAD ABSOLUTA que está por encima de todas las “verdades a medias” que comparten todos los hombres, de todas las culturas, de todas las razas y de todos los lugares. Él es la verdad que ilumina toda la vida y deja las cosas al descubierto, de forma que pone a los hombres en condiciones de ser LIBRES.
-No lo busques entre los que se elevan sobre los demás y se creen el centro del mundo obligando a que los sirvan y se aprovechan de los demás, porque se creen con derechos adquiridos o con dignidad diferente.
-No busques a Dios entre los políticos que se montan sobre las espaldas de los que los eligen y los convierten en fuente de explotación y se agarran al poder que los convierte en parásitos sociales, en explotadores, en lacayos de los potentados, en perturbadores de la paz y en los enemigos de la verdad, pues son servidores de la mentira.
-No busques a Dios entre los asalariados de la religión que cargan la conciencia de los demás con cargas que ellos mismos no creen, ni están dispuestos a mover con un dedo, pues se toman el oficio religioso como forma de vida, del que viven y en el que ejercen relevancia política.
-No busques a Dios entre los grandes acaudalados, cuya vida gira en torno a sus negocios y para quienes el ser humano no es más que una pieza del sistema con el que ellos juegan, para engordar su avaricia y cuya codicia no se sacia con todo el oro y las riquezas del mundo juntas. Tampoco lo encontrarás entre aquellos que los sirven y son sus secuaces. Para estos, el amor no existe, la justicia es “su ley”, la verdad es la regla de juego que ellos implantan y la paz es la estabilidad de su mercado.
-No busques a Dios entre los que, además de participar en todo lo dicho anteriormente, se creen “iluminados” y los llamados a establecer la paz en el mundo y se convierten en los señores de la guerra que sostienen que la paz se implanta a base de violencia y represión, levantándose como los administradores de la libertad del ser humano; son la imagen más perfecta del LUCIFER o el “Ángel de la Muerte”.
+ Busca a Dios entre los sencillos, entre aquellos que no los oirás jamás decir una palabra disonante o hiriente para nadie… entre esos que son capaces de maravillarse ante la sonrisa de un niño o llorar ante el dolor de una madre que sufre la desesperación de su hijo que no encuentra trabajo y está perdiendo la esperanza.
+ Busca a Dios, que seguro que lo has de encontrar, entre esa gente que no busca la relevancia, sino que la encuentras al lado del que sufre la injusticia y está ayudando a buscar salida y solución a sus problemas.
+ Busca a Dios, que lo has de encontrar con toda seguridad, entre aquellos políticos que no buscan sus intereses, sino que entienden que el pueblo los hizo dignos de su confianza y por él, se juegan el puesto, su imagen y su vida… y les importa un bledo los honores, los cargos, los chanchullos económicos, porque entienden que los pusieron para defender la Justicia, la Verdad, la Libertad, la Dignidad, el Respeto, el Orden… y los creyeron preparados y capaces para hacerlo y, por esta causa, lo dejan todo y no se venden ni le temen ni a la muerte. Este fue el político que sostiene la Cruz como signo que le dejó Cristo y que lo identifica.
+ Busca a Dios, que lo has de encontrar rápidamente entre aquellos que fueron capaces de entregar su vida sin reservas y sin condiciones, a fondo perdido, por la causa de la Justicia, de la Verdad, del Amor, de la Dignidad del ser humano, de la Solidaridad entre los hombres… su alegría, su ilusión, su esperanza, su vida… serán algo que te ilumine y te rebose. No necesitarás más explicaciones.
+ Busca a Dios, que no está escondido, basta abrir los ojos y descubrirlo, en todos aquellos profesionales que entienden que su trabajo es el sello que los distingue y ese trabajo lo llenan de alegría, de honradez, de cariño y lo realizan como el servicio más hermoso que ofrecen a la humanidad, de modo que el que lo recibe siente la alegría y la satisfacción del que recibió algo, no solo justo, sino la belleza de un gran regalo.
+ Busca a Dios y lo verás radiante en la gente sencilla que sin necesidad de justificaciones ni de explicaciones de ningún tipo es solidaria, comparte lo que tiene, está atenta al dolor y a la necesidad de su vecino, puedes contar con ella para lo que necesites, no hace daño a nadie, es siempre un apoyo para la paz, el buen entendimiento y la fraternidad.
+ No, no hace falta irse muy lejos, lo puedes encontrar a tu lado, te está invitando a que te unas y dejes de andar criticando, aquejándote, desanimando a todo el que te encuentras a tu alrededor… Te está gritando que te dejes de excusas y no pierdas más el tiempo ni el ánimo en mirar a los que no hacen nada y te pide que te cambies de bando.
+ No andes criticando lo que no hacen y declarando lo que tienen que hacer. HAZLO Y OFRÉCELO Y SERÁS UN SIGNO VIVO DEL DIOS TRINO.